Al filo de las 23.30 horas del 24 de mayo de 2015 se verbalizó lo que llevaban susurrando los sondeos a pie de urna durante todo el día: Esquerra Unida del País Valencià (EUPV) se quedaba, por primera vez en la historia de la democracia reciente, fuera del parlamento valenciano. Más de 25 años de historia llorada aquel fatídico domingo por sus candidatos, que vieron que su trabajo basado en destapar muchos de los casos de corrupción que hoy se investigan quedaba sin recompensa electoral.
Ha pasado un año desde aquella noche y otros comicios acechan a la vuelta de la esquina. ¿Qué ha sido de Esquerra Unida durante estos últimos doce meses? ¿En qué situación interna quedó el partido tras la debacle de las autonómicas? ¿Cómo afrontan la nueva campaña y cómo les puede afectar los resultados de las próximas generales?
«Fue una de las noches más tristes de mi vida. Fuimos los grandes luchadores contra la corrupción: Cotino, Fórmula 1, Calatrava, Valmor,... Trabajamos mucho para conseguir el cambio político y cuando llegó no pudimos ser parte activa de él», recuerda Rosa Pérez Garijo, única representante institucional que consiguió EUPV tras la cita de hace un año (es vicepresidenta de la Diputación de Valencia).
A aquel 24 de mayo le siguieron una serie de dimisiones. La primera fue la del cabeza de lista Ignacio Blanco, apenas cuatro días después. Entendía que tras el fracaso electoral era necesaria una renovación. A él se le sumó el resto de la ejecutiva, en la que se encontraban rostros tan mediáticos como Esther López Barceló o la propia Rosa Pérez. En aquel momento la coordinadora Marga Sanz no dejó su cargo, pero sí lo hizo después del 20D, cuando en las generales el partido volvió a cosechar otra derrota y quedó fuera del parlamento.
A ese reguero de renuncias le siguió la conformación de una gestora que debía hacerse cargo del partido hasta la celebración del próximo Consell Nacional, pero duró apenas 15 días, ya que una parte de los miembros que la conformaban, la facción contraria a Blanco, López, Pérez, etc. (y a Alberto Garzón, el líder a nivel estatal), la impugnó.
Finalmente, allá por el mes de febrero se formó una nueva gestora, que estará a los mandos hasta que el próximo mes de octubre se celebre la asamblea de donde nacerá una nueva ejecutiva.
La confluencia necesaria
Aunque no lograron superar la barrera del 5 % para hacerse con un escaño en las Corts, el desastre no se trasladó al terreno municipal, donde sí que consiguieron amplia representación y están presente en decenas de equipos de gobierno de coalición. A eso y a las generales de aquí a veinte días se aferra la formación para resurgir de sus cenizas. A diferencia del 20D, en estos comicios se ha logrado la confluencia y se ha firmado la coalición A la Valenciana con Compromís y Podemos. Tema este, el de las coaliciones, que causó fracturas en el pasado entre quienes estaban por la labor y los que no.
«Esperamos conseguir al menos un diputado», señalan fuentes del partido. Se trata de Ricardo Sixto, que va el quinto por Valencia en esa lista conjunta. «EUPV ha sido generosa en la negociación. Desde el punto de vista programático no teníamos ningún problema en pactar, pero nos hubiera gustado un mejor trato para la tercera fuerza de esta coalición», lamenta Marga Sanz.
La situación actual es paradójica, pues mientras a nivel estatal toma fuerza la posición de Alberto Garzón, con la eurodiputada valenciana Marina Albiol como su mano derecha, a nivel autonómico la sintonía es otra. De los resultados de las próximas generales dependerá también la conformación de la nueva ejecutiva y cierta paz en el partido, ya que tras la «desfeta» de mayo la fractura interna fue más que evidente.
Respecto a la campaña, EUPV realizará actos conjuntos con los otros partidos de la coalición, «aunque manteniendo nuestro mensaje. No vamos a dejar de decir cosas que hemos dicho hasta ahora. Cada uno tiene su estilo», explican desde la formación.
