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El germen del actual traslado.

La discusión en las Cortes que ocasionó una reacción popular a favor de la Virgen

Los diputados Azzati y Salaberry polemizaron en 1911 sobre los «ataques» a la procesión, que era custodiada por la G. Civil

La discusión en las Cortes que ocasionó una reacción popular a favor de la Virgen

Los ataques a la Virgen de los Desamparados a Valencia han logrado siempre el efecto contrario a lo que se pretendía por los ofensores. Un ejemplo claro de ello es el desarrollo multitudinario y bullicioso de un Traslado de la Virgen desde su Basílica a la Catedral en una mañana de su fiesta popular y externa del años 1.911, consecuencia de un enfrentamiento verbal entre diputados representantes de los valencianos en las Cortes Españolas. En el fragor de la refriega dialéctica salió a relucir la Virgen de los Desamparados.

«En Valencia yo tengo más votos que la Virgen de los Desamparados. La Virgen tiene en Valencia 5.000 votos, y sus enemigos tenemos 22.000». Estas desafortunadas palabras las dijo el periodista gaditano afincado en Valencia, Félix Azzati, presidente del Partido republicano en Valencia, sucesor de Blasco Ibáñez en la propiedad y dirección del diario «El Pueblo». El bronco debate lo encontramos en el «Diario de Sesiones de Cortes» del citado año 1911, páginas 213, 249 y 250, actas correspondiente a las sesiones de los días 17 y 18 de marzo. En ellas se recoge parcialmente lo dicho, pues el presidente del Congreso dijo que algunas de las frases pronunciadas por Azzati no se reflejaran por su tono hiriente.

Explicaba, y se quejaba, el diputado Salaberry que el partido de Azzati atacaba las procesiones, entre ellas las de la Virgen, por lo que era necesario que la Guardia Civil tomara las calles en prevención de que ocurriera cualquier agresión, acusando a sus correligionarios de «poco espíritu de transigencia y tolerancia».

Azzati respondió: «Por lo que hace a la necesidad de que al salir por las calles de Valencia las imágenes vayan custodiadas por la Guardia Civil, y más la Virgen de los Desamparados, que dice S.S. que tiene la devoción de la mayoría del pueblo valenciano, puedo decir que eso no es verdad; esa es una mayoría hipotética, porque cuando se traduce en las urnas, es para nosotros, y si las imágenes para poder salir van rodeadas por la Guardia Civil, en cambio los hombres de ciencia, los grandes españoles, los patriotas ilustres, cuando entran en Valencia, no necesitan Guardia Civil, y el pueblo valenciano va a aclamarlos, a reverenciarlos. Para las imágenes tenemos nosotros otra clase de manifestaciones. Los Cristos y las imágenes pasaron de moda».

El Presidente del Congreso intervino en este momento: «Señor Azzati, ¿No le parece a S.S. que esta última frase es de muy mal gusto?». Respondió Azzati: «Lo siento mucho señor Presidente, pero me gusta así». El Presidente le replicó: «Pero hiere los sentimientos de la mayoría del Parlamento».

Y Azzati remata: «En cambio halaga los de mis electores y los míos, tan respetables como ésos a los que Vd. Se refiere».

El 18 de marzo siguió debatiéndose este asunto. En esta ocasión fue el diputado Francisco Peris Mencheta, periodista también, quien intervino, en nombre de la Liga Católica, para afirmar que «en Valencia el sentimiento católico está vivo, es más vivo cada día» y que la Virgen de los Desamparados seguía siendo la Patrona de la mayoría de los valencianos lo cual «es una verdad irrefutable». Azzati le contestó que «la Virgen de los Desamparados no tiene votos». Se armó el gran alboroto. El Presidente intervino: «Orden, orden, Sr. Azzati, vea su S.S. cómo hiere con sus palabras los sentimientos de la mayoría de los Sres. Diputados. S.S. no tiene necesidad para exponer sus ideas, de ofender los sentimientos de nadie».

Azzati insistió: «Permítame el Sr. Presidente que termine contestando, al Sr. Peris Mencheta que no es verdad que la Patrona de Valencia tenga la mayoría de Valencia, porque en el terreno de lo político de las luchas electorales en donde siempre se ha manifestado la potencia de los partidos, la Liga Católica tiene 5.000 votos y los republicanos librepensadores 22.000; de suerte, Sr. Mencheta que mi argumento tiene un poder que no tienen sus palabras».

A partir de entonces, de esta acción, vino la reacción. Llegada la noticia a Valencia y caldeado el ambiente lo que era una procesión pequeña, tranquila, serena, en la que iban muy pocos, sólo clérigos, seminaristas y directivos de la Cofradía, se convirtió en el espectacular y asombroso Traslado de la Virgen actual, tomando el pueblo llano a la Virgen, apoderándose de ella, y expresando que lo de la Virgen no era cosa solamente de cuatro.

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