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Restauración

La paciencia de los inocentes

El Museo de Bellas Artes restaura un cuadro aún dañado por la riada de 1957 sobre la matanza de niños instigada por Herodes - La obra, pintada en los años 30 por la madrileña Rosario de Velasco, formará parte de la colección permanente del museo en 2018

Una de las restauradoras del IVC+R repara los daños del lienzo. f. bustamante

Ha estado cerca de 60 años aguardando en silencio en los almacenes del Museo de Bellas Artes de Valencia. El cuadro Matanza de los inocentes, de Rosario de Velasco (Madrid, 1904-Barcelona, 1991) es uno de las tantos que sufrió los efectos de la trágica riada que vivió Valencia en octubre de 1957.

Desde noviembre del año pasado las restauradoras del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R) Blanca Zubeldia y Viqui Quiroga trabajan en el San Pío V para devolver el lienzo „pintado en 1936„ a su estado inicial, cuando surgió de los pinceles de De Velasco. «Cuando nos llegó estaba muy mal», explica Asunción Tena, restauradora del museo, quien recuerda que, como medida de urgencia en la época, graparon el lienzo, que había perdido el bastidor, en un tablero mayor. La obra „avanza Tena„ formará parte de la colección permanente de San Pío V a partir de 2018. El proceso de restauración ya está bastante avanzado y, según explican Zubeldia y Quiroga, en un mes podría estar listo. «Solo queda la reintegración cromática». Es decir, dar color a los fragmentos en los que la pintura se ha desprendido por completo.

A pesar de los numerosos daños materiales que la crecida del río causó en el museo, no existe un catálogo que registre las obras que se perdieron en la inundación o las que todavía conserva el museo pendientes de restauración de aquella época. «No sabemos las causas de los daños de las obras hasta que nos llega la petición de restaurarlas», explica Tena.

Manuel Marzal, restaurador ya jubilado del museo, recuerda que no fue hasta finales de los 70 cuando se empezó a restaurar obras dañadas por la riada. Veinte años de espera. «Se habrá recuperado ya una treintena, por lo menos. Tampoco hay un registro de esto. Creo que no quedará ya mucho de la época por restaurar», apunta. Aunque Manuel Muñoz, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Valencia, señala que las dañadas «no serían piezas fundamentales», Marzal recuerda una de especial importancia: el retablo de San Jerónimo de Cotalba, de Nicolás Borrás, artista valenciano del siglo XVI. Igualmente, Tena explica que para la conmemoración del quinto centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús se restauraron unos lunetos de José Vergara (Valencia 1726-1799), que aún presentaban restos de barro de la riada.

Según la doctora en Bellas Artes y experta en emergencias en museos Inmaculada Chuliá, no existe un catálogo de obras de la época que se vieron dañados por el agua, obras que en su mayoría sufrirían los mismos estragos por la riada: separación de capas, disolución de barnices, deformación de paneles y telas... Precisamente los que Quiroga y Zubeldia reparan en el lienzo de De Velasco. «Cuando terminas una obra te sientes contenta y cuanto peor es el estado en el que llega y ves el resultado más satisfecha te sientes», dicen las restauradoras. «Vas por el museo y ves las obras colgadas y es como tener pequeños hijos». Niños como los que De Velasco retrató en sus «inocentes», que aún habrán de esperar, al menos, dos años más para contar su tragedia en los muros del museo.

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