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La mascotización de la sociedad

Animales contra la soledad

Los expertos aseguran que tener una mascota puede funcionar como un importante soporte psicológico para el ser humano en cinco casos: los niños, los adultos solteros, las parejas sin hijos, los psicoterapeutas y, sobre todo, las personas mayores

Animales contra la soledad

Para dar y recibir cariño, por empatía, por seguridad, para salir de casa, para socializar con la gente, para tener un vínculo especial, para ser responsable, para que alguien te espere cuando llegas a casa... alguien que, además, ni juzga, ni critica, ni cuestiona. ¿Por qué convivimos con un animal? ¿Por qué tenemos mascotas? La pregunta tiene tantas respuestas como dueños de animales, que no son pocos. De hecho, cada día son más. La base de datos del Registro Informático Valenciano de Identificación Animal (Rivia) cifra en 839.667 los perros censados en 2015, en 33.766 el número de gatos y en 1.761 el número de aves, las principales mascotas que conforman el registro de la Comunitat Valenciana, pero no las únicas. Solo el año pasado, el Rivia registró 78.125 nuevas altas de canes, 4.757 de felinos y 121 de aves.

La tenencia de un animal según su utilidad pasó a la historia hace décadas. Ahora, tener una mascota implica acarrear con los gastos que sean necesarios para que gocen de salud, comprarles juguetes y accesorios, viajar con él de vacaciones, pagar a un etólogo para mejorar su comportamiento, cuidar su alimentación e higiene... Las clínicas veterinarias han proliferado de manera espectacular. El presidente del Colegio de Veterinarios, Francisco Miguel Beltrán, afirma que en al Comunitat Valenciana existen 950 clínicas y cerca de 3.000 profesionales. Y no solo eso. Cementerios y crematorios de animales de animales o la posibilidad de incluir el cuidado del animal en el testamento como condición «sine qua non» para recibir la herencia son ejemplos de una sociedad que ha cambiado y que es, cada día, más animalista. «Tanto la tenencia de animales como los cuidados para los mismos han mejorado mucho. Mucha gente los trata como a uno más de la familia. Una conciencia que nada tiene que ver con la de hace 30 años», afirma Beltrán.

Sin embargo, para la tenencia de animales hay un aspecto clave que ayuda en la decisión: combatir la soledad. Y es que en una sociedad cada día más envejecida y más individualizada los expertos afirman que existen cinco circunstancias en las que los animales de compañía pueden funcionar como un importante soporte psicológico para el ser humano: los niños, los adultos solteros, las parejas sin hijos, los mayores y los psicoterapeutas.

En beneficio mutuo

Ahora bien, los psicólogos resaltan que la tenencia de un animal es fundamental para aquellos mayores que sienten la soledad a ciertas edades. El 18% de la población valenciana tiene más de 65 años y no todos saben asumir la jubilación o encontrar estímulos suficientes para hacer actividades, rutinas diarias y seguir «sintiéndose útiles». «Muchos mayores se sienten solos e inútiles. El hecho de tener que encargarse de un animal les cambia la vida. Les obliga a muchas cosas „a salir de casa, a charlar con la gente, a cuidar de él...„ y obtienen como recompensa un amor incondicional que, a pesar de tener familia (o no) necesitan», asegura el psicólogo Enric Valls.

En las protectoras de animales, sin embargo, recuerdan a aquellos que quieran adoptar un animal para una persona mayor «que deben elegir el adecuado». Desde Felcan aseguran que el perfil del adoptante no ha cambiado desde hace años „principalmente familias, con o sin hijos„, y recalcan que lo que sí ha crecido, por la crisis económica, es el número de casas de acogida ya que «la protectora cubre el 100% de los gastos y muchas familias tendrían animales, pero viven tan al límite que no pueden encargarse de los gastos».

Desde Modepran añaden que las personas mayores que deseen tener una mascota pueden hacer una doble labor social: adoptar a un animal que también es mayor y ha perdido a su dueño. «Tenemos muchos perros y gatos, ya mayores, que, o bien porque su dueño haya fallecido o bien porque haya ingresado en una residencia han pasado de vivir en una casa, con amor y cuidados, a vivir en un refugio, sin su dueño, solo y sin comprender nada. Dan mucha lástima y son perfectos para que los adopte una persona mayor porque así el beneficio es mutuo», explican desde Modepran, tras enumerar, con nombres propios, algunos ejemplos. «Pancho es un perro de 10 años y entró en la protectora hace un mes, cuando su propietaria falleció; Dick tiene 15 años y es super dócil... Y lo mismo ocurre con gatos como Laia, que vive en la protectora desde que su dueña ingresó en una residencia o Sahucio, víctima también del desahucio que sufrieron sus dueños», explican desde la entidad.

Estos animales buscan un hogar. A cambio, pueden ayudar a combatir la soledad. Seguro que ya hay quien los necesita, sin saberlo.

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