­La delegación valenciana de Cruz Roja ha realizado 1.353 atenciones sanitarias por picaduras de medusa durante el verano de 2016 en las 22 playas de Valencia en las que tiene cobertura. En las mismas fechas del verano de 2015, la organización ya llevaba 5.609 atenciones. El descenso de 4.256 atenciones es un indicio que constata que este año llegan menos medusas hasta las playas de la provincia. La Generalitat también lo confirma al asegurar que no ha recibido hasta el momento «alertas destacables» de presencia excesiva de estos animales planctónicos.

El calor menos intenso de este verano es una de las razones que explican la disminución de la presencia de medusas en las orillas de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, es más bien una «cuestión de suerte», como explica la bióloga y divulgadora del Oceanogràfic, Susana Ortiz, ya que la llegada de medusas a las playas depende del movimiento de las corrientes marinas que arrastran desde alta mar a estos animales que viven, literalmente, a la deriva. No obstante, la bióloga señala que, debido a la acumulación del calor del verano, podrían darse episodios más frecuentes a partir de septiembre, aunque aclara que son «meras especulaciones».

Por eso, la divulgadora explica que lo que hay que hacer es luchar contra las causas «humanas» que favorecen su proliferación. Por una parte, el vertido de residuos al mar provoca el aumento de los nutrientes que alimentan a las medusas y, por otro, la desaparición de sus depredadores naturales, como las tortugas marinas, que también se ven gravemente afectadas por los residuos. Otro factor que influye es el grado de salinidad de las aguas de la costa. Cuanto más saladas sean, más favorecen a las medusas en su flotación y reproducción. Las aguas de los ríos reducen la salinidad en el litoral, ya que aportan importantes cantidades de agua dulce. Entonces, la escasez de lluvias combinada con los trasvases de agua desde los cauces para llevarla a la agricultura y el consumo humano disminuye aún más la cantidad de agua dulce que llega al mar.

Respetar el equilibrio natural

En Corea del Sur han empezado a eliminar directamente los ejemplares de medusas mediante robots que las trituran. Sin embargo, esas técnicas no resultan del todo efectivas debido a la resistencia que oponen las medusas, capaces de generar nuevos ejemplares a través de sus restos. Ortiz rechaza estas técnicas porque cree que lo más adecuado es restablecer el «equilibrio natural» de las especies marinas, en las que las medusas «son un eslabón más». En ese sentido, destaca el trabajo para recuperar la población de tortugas marinas, llegando a tratar a 862 ejemplares entre 1990 y 2009.

Pero no basta con recuperar al depredador natural de las medusas, ya que si no se soluciona el problema del vertido de residuos en el mar, será difícil restaurar el equilibrio. Por eso, Ortiz apunta que «lo ideal sería que los mares estuvieran limpios», una tarea que no sólo depende de empresas e instituciones, sino también del comportamiento y la conciencia individual de cada persona.