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Inversiones

Grandes proyectos que no pasan del "power point"

Pese a la crisis y los graves problemas de liquidez de la Hacienda autonómica, la Generalitat no ha dejado de recibir propuestas de grandes proyectos de inversión ligados al sector del ocio - Las escasas garantías financieras o desencuentros en la negociación han frustrado las iniciativas

Grandes proyectos que no pasan del "power point" emv

Fue hace apenas un par de semanas. Representantes de la multinacional malaya del juego Genting, dueños del World Resort de la isla Sentosa en Singapur, pisaron las moquetas de varios despachos de la Generalitat en busca de apoyo para su proyecto de construir un megacasino en la ciudad de Valencia. El equipo de enviados que decían hablar en nombre de la compañía asiática (aunque ellos eran de origen americano) llegó armado con un amplio dosier con imágenes del casino y el resort de ocio de Sentosa, datos económicos y cifras apabullantes: 200 millones de inversión de entrada, más de mil empleos directos, etc.

La iniciativa, cuestiones financieras y urbanísticas al margen, implicaría modificar la actual legislación autonómica del juego, que sólo autoriza un operador de casinos por provincia, Cirsa en el caso de Valencia. Así desde la Conselleria de Hacienda quedaron en solicitar a Genting garantías económicas y de intenciones suficientes antes de abrir el melón de la licitación de una segunda licencia. Ahí quedó la cosa.

El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la crisis de estabilidad presupuestaria del Consell han fulminado el modelo de grandes proyectos y eventos desplegado por el Partido Popular hasta la crisis. Pero la Generalitat y sus responsables políticos no han dejado estos años de recibir propuestas cortadas por el mismo patrón de años anteriores sin que ninguna haya cuajado hasta la fecha. «A veces no se presentan garantías suficientes o pretenden que nosotros pongamos dinero. No nos negamos a que surjan nuevos proyectos pero siempre que no cuesten un duro a las arcas públicas», explican fuentes de la Generalitat.

Uno de estos ejemplos más recientes ha sido el de los operadores de London Eye (la noria gigante de la capital británica). Llegaron a Valencia con la intención de proponer la construcción de una noria similar y un espacio de ocio y comercial en la parcela sin edificar anexa a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, conocida como M3, (la que iba a albergar las torres de Calatrava por cuyo proyecto el Consell pagó 15 millones de euros y que guarda el sueño de los justos en un cajón). Tras varios meses de conversaciones, el proyecto se frustró por razones económicas. El dinero que este grupo prometía ofrecer por los terrenos no justificaba que se abriese un proceso de subasta. Por este y otros motivos jurídicos, Cacsa ha decidido no licitar esos terrenos en paralelo a la gestión del Oceanogràfic, el Ágora y los contenidos del Museo de las Ciencias y el Oceanogràfic.

La de London Eye no ha sido la única propuesta para la M3 que ha llegado a los despachos del equipo de Gobierno de Alberto Fabra. Una multinacional de centros deportivos (gimnasios) también barajó montar un megacentro de «fitness», pero la oferta tampoco colmaba las expectativas de la Conselleria de Hacienda. Como en los casos anteriores, las ideas no pasaron del documento «power point» que circuló por los despachos.

Fuentes de Consell sostienen que la percepción desde el exterior es que Valencia es una ciudad con un enorme potencial turístico y de ocio en la que todavía tiene cabida nuevos proyectos. Como icono arquitectónico, la Ciudad de las Ciencias es un gran polo de atracción con espacio a su alrededor para nuevos desarrollo, ya sea en la parcela M3 o en el ahora desierto y sin novias PAI del Grao.

Pero la crisis ha hecho que España (y la Comunitat Valenciana) sea visto como un país de saldo. La búsqueda del chollo está detrás de algunos de los proyectos frustrados. Según la Generalitat esa era la visión que tenían London Eye y otra firma internacional ligada al sector del juego y los casinos que también sondeo a la Administración autonómica. Del mismo modo, son muchos los que pretenden captar dinero público para poner en marcha sus iniciativas, algo imposible en la actual coyuntura.

La falta de entendimiento y la carencia de músculo financiero privado explican a la retirada del proyecto del Parque Ferrari que un grupo de empresarios valencianos propuso a la Generalitat junto al Circuito de Cheste. Los promotores nunca llegaron a asegurar la financiación, que llegaba teóricamente de inversores árabes. Pero el Consell de Alberto Fabra tampoco dio los pasos necesarios para agilizar trámites y poner suelo a disposición de la iniciativa.

Ahora, el que fue director de las obras del Oceanogràfic y la persona que propuso su construcción al Ejecutivo de Eduardo Zaplana, Mariano García Montes, trata de repetir su propia historia y promueve en Cheste un macrocomplejo dedicado al motor y el ocio, con parques de atracciones, hoteles y centros comerciales. Su «power point» es espectacular, con construcciones de corte futurista y dimensiones estratosféricas. Los planes de negocio no son menos ambiciosos y hablan de una inversión de 5.000 millones. García Montes asegura que ya dispone con 1,6 millones de metros cuadrados de suelo procedente de la subasta de bienes de la liquidación de la división de construcción de Coperfil. Además sostiene que ya ha contactado con inversores dispuestos a buscar fondos hasta 3.000 millones de euros y que su intención es iniciar las obras de una primera fase con un hotel y un centro comercial junto a Circuito a principios de 2015. García Montes también ha pisado muchos despachos de la Generalitat enseñando su «power point». Habrá que ver si pasa de pantalla.

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