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El sueño del coche eléctrico de Apple

Cerca de un millar de personas trabajan a las órdenes de Steve Zadesky en el proyecto Titan.

Antes de que Apple decida seguir adelante con su proyecto proyecto Titan y construir un coche eléctrico, la empresa deberá mirar el «menú» de desafíos que se despliega al entrar en el negocio de la automoción. Apple ha puesto a trabajar a centenares de personas, incluyendo algunos nuevos empleados de la industria automotriz, en un proyecto secreto para llevar adelante el desarrollo inicial de un vehículo eléctrico parecido a una furgoneta. Este coche desafiaría a Tesla Motors, así como a los coches eléctricos e híbridos vendidos por Nissan, General Motors, Ford y otras compañías.

Si el proyecto Titan termina desembocando en un coche real, Apple debe estar preparada para afrontar desafíos como las crecientes normas de seguridad y moverse en un entorno regulatorio en constante cambio para los vehículos de emisiones cero. Y no olvidemos de que los coches eléctricos generan márgenes económicos bajos, y por lo general pérdidas, que los accionistas de la compañía de la manzana mordida, amantes de las ganancias, raramente han llegado a experimentar.

«No estaban en el negocio de la telefonía y tuvieron éxito, pero el de la automoción será más complicado», señala Erik Gordon, profesor de la Ross School of Business de la Universidad de Michigan. «Se puede contratar fácilmente a una empresa en China para llevar a cabo el ensamblaje sencillo de un teléfono, pero no resulta tan fácil con algo tan complicado como un automóvil».

Apple, de entrada, cuanta con la ventaja de una reserva de efectivo de 178.000 millones de dólares. Eso es, seis veces el dinero en efectivo que Volkswagen tiene en sus libros y siete veces lo que registra General Motors, según datos compilados por Bloomberg. De hecho, esa reserva de efectivo por sí sola podría financiar el presupuesto de gastos de capital de General Motors durante un periodo de veinte años.

La compañía probablemente esté analizando varias opciones, y lo más probable es que se incline por diseñar el software que controla los coches de conducción autónoma o por repensar el control humano de los coches, según señala Jon Bereisa, conmsejero delegado ejecutivo de la consultora Auto Lectrification, que trabajó en el programa Chevy Volt .

«En lo que van a trabajar sigue siendo un coche y eso es algo que les resulta muy extraño», indica Bereisa. «Con los coches autónomos, habrá más software, más computación y más controles y parte de todo esto podría incluso residir en la nube. No obstante, podrían optar por trabajar con fabricantes de automóviles para instalar los sistemas de Apple en el interior».

Un «refugio» resguardado

Steve Zadesky, vicepresidente de diseño de iPhone, lidera el proyecto de automóviles, según reconoció una persona familiarizada con el proyecto. A Zadesky le dieron permiso para crear un equipo de un millar de personas y recurrir a empleados de diferentes departamentos de la compañía, según ha informado el Wall Street Journal. Desde un lugar resguardado, a unos kilómetros de la sede central de Apple en Cupertino, California, el equipo está explorando diferentes tipos de robótica, metales y materiales relacionados con la fabricación de automóviles, señaló el Wall Street Journal.

El fabricante del iPhone puede estar planeando su incursión en el negocio de los automóviles simplemente porque necesita una manera de gastar dinero, dijo Sam Jaffe, analista de investigación sénior de Navigant Consulting . «¿Cómo gastan todo ese efectivo?», dice Jaffe. «Van a tener que entrar en nuevos mercados. Es inevitable que uno de esos mercados sea el de la automoción. El futuro de la industria del automóvil consiste en cómo replicar la filosofía del diseño que impera en la industria de productos electrónicos de consumo».

Si bien a Apple se la considera una empresa líder en materia de diseño, eso por sí solo no permite convertir un coche eléctrico en una apuesta ganadora. La caída de los precios de la gasolina ha provocado un descenso en las ventas de vehículos de bajo consumo. Nissan redujo el precio de su coche eléctrico Leaf para dar un impulso a las ventas, mientras que General Motors tuvo que bajar los precios de su modelo híbrido eléctrico Chevrolet Volt por la misma razón.

Los coches eléctricos son todavía una pequeña parte de las ventas globales. Nissan ha necesitado tres años para conseguir unas ventas de 100.000 coches eléctricos Leaf. El récord de Tesla, una compañía nacida del seno de una tecnológica, fueron 31.655 unidades del modelo S el año pasado en una industria que vende más de cien millones de vehículos anuales. Tesla se ha marcado el objetivo de vender 55.000 unidades este año y todavía pierde dinero.

Elección correcta

Existe, inclusive, un interrogante respecto a si los coches eléctricos son la elección correcta para el futuro, indica Eric Noble, presidente de The CarLab, una consultora de la industria automovilistica situada en California. La Junta de Recursos del Aire de California, cuyas normas sobre emisiones para los coches tienden a ser adoptadas por muchos otros estados norteamericanos e influyen en los estándares de emisiones a nivel nacional, requiere que los fabricantes produzcan un determinado porcentaje de vehículos de emisiones cero para poder vender en el estado. Pueden ser vehículos eléctricos, híbridos o impulsados por pilas de combustible de hidrógeno.

Los últimos cambios en las regulaciones norteamericanas favorecen los vehículos impulsados a hidrógeno porque se pueden recargar más rápido que los eléctricos y suelen recorrer más kilómetros sin necesidad de recarga. Asimismo, los descuentos impositivos para las pilas de combustible de hidrógeno pueden suponer el doble de lo que se les ofrece a los compradores de eléctricos. Esos programas de incentivos pueden empezar a inclinar la balanza hacia el hidrógeno en desmedro de la carga eléctrica, dijo Noble.

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