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Empresas que funcionan

Tiba, una agencia de viajes para mercancías con voluntad global

La empresa transitaria valenciana facturó el año pasado 165 millones de euros y tiene 41 oficinas en 16 países

Javier Romeu.

Lo dice su director general, Javier Romeu, y en verdad no puede ser más gráfica la forma de definir qué es Tiba: «una agencia de viajes para mercancías». Técnicamente, Tiba es una empresa transitaria con sede central en el puerto de Valencia y una vocación internacional que no esconde la voluntad de convertirse en la «campeona nacional» en su sector. La firma cumple este año su cuarenta aniversario. Nació en 1975 como una pequeña agencia de aduanas que unos años más tarde añadió el servicio de transitaria, es decir el movimiento de mercancías como intermediarios „«lo subcontratamos todo»„, fundamentalmente por vía marítima y aérea. Tiba es, de todas formas, una filial del Grupo Romeu, cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando Ernesto Romeu, gerente de una empresa en Tarragona, se casa con la hija del dueño y da inicio a una dinastía empresarial que ya ha llegado a la cuarta y la quinta generación.

El Grupo Romeu es un conglomerado con diversos intereses en el mundo de la logística: transitario, consignatario (representante de navieras), grupagista (llenar contenedores con cargas sueltas de diferentes clientes), almacenes de carga seca y refrigerada, una filial de transporte de graneles líquidos cuya base está en la ciudad estadounidense de Houston e inversiones financieras minoritarias en terminales de contenedores, graneles y coches. Pese a la magnitud de este holding, el músculo de la filial Tiba es muy relevante. Baste citar que la empresa facturó el año pasado 165 millones de euros, que emplea a 600 trabajadores en las 41 oficinas que tiene repartidas entre 16 países donde está presente y que el 40 % de su volumen de negocio procede del exterior. Cuenta Javier Romeu que la previsión de la compañía es alcanzar el 60 % en el plazo de tres o cuatro años. Tiba sufrió especialmente 2009, uno de los años más aciagos de la actual crisis, pero desde entonces «cada año hemos ido a mejor, hasta el punto de que ya estamos en los niveles previos a la recesión», apunta su director general, quien añade que la parte exterior del negocio de la firma ha crecido a tasas de dos dígitos desde 2010.

La internacionalización de Tiba es el argumento principal que esgrime Romeu a la hora de explicar la buena marcha de la compañía: «Si estás solo en un país dependes en exclusiva de la marcha de esa economía, mientras que, si te expandes, diluyes riesgos y, además, das mejor servicio porque controlas el producto en origen y en destino». Ciertamente, la empresa ha volado a gran altura en estos años. Desde Valencia, abrió primero delegación en Barcelona y Alicante. En los ochenta se expandió por el resto de España y en los noventa inició la aventura del extranjero. Primero Argelia, Portugal y México y luego, con el cambio de milenio, Latinoamérica y China.

Romeu explica la expansión en base a tres zonas: el Mediterráneo occidental, los países africanos de lengua portuguesa „Mozambique, Angola, Cabo Verde„ como extensión de la oficina de Lisboa y América, que es donde está poniendo el foco en la actualidad. Romeu confiesa la ambición de Tiba: «En España no hay un transitario de referencia, en contra de lo que sucede en otros países europeos. El mercado está muy fragmentado y las firmas locales somos fuertes aquí pero no fuera. Nosotros somos los más internacionalizados y el proyecto es convertirnos en el campeón nacional». Para ese objetivo, es fundamental «acompañar a las empresas españolas al exterior y donde exporta buena parte de ellas es a Latinoamérica, un mercado no tan maduro como el europeo y, por tanto, con capacidad de crecer». Ya está presente en Chile, Argentina, Panamá, Cuba, Guatemala, el Salvador y Estados Unidos y las próximas aperturas serán Perú, Ecuador, Colombia, República Dominicana. Costa Rica y Nicaragua. A China llegó Tiba hace cinco años, «por necesidad: la corresponsalía allí veía a España como un país muy pequeño y no trataba a nuestros clientes como queríamos».

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