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"El campo valenciano apenas ha avanzado en cuarenta años"

«La dimensión de las explotaciones siempre va a ser una rémora en estos tiempos de competencia y la adecuada planificación varietal es urgente», dice el Decano del Colegio de Ingenieros Agrónomos.

Baldomero Segura es autor de numerosos trabajos de investigación agraria.

Si usted fuera nombrado conseller de Agricultura de la Generalitat tras las elecciones municipales y autonómicas, ¿cuáles serían las medidas prioritarias que impulsaría para mejorar la competitividad del campo valenciano?

Trataría de confiar en los expertos de la casa para abordar los problemas de competitividad del sector. Creo que los mejores consellers han sido los que han sabido rodearse de colaboradores y han sabido escucharlos. Impulsaría medidas de concentración de la oferta y de diversificación, de optimización de los medios de producción y de modernización de las infraestructuras. El problema son los tiempos en el sector agroalimentario, mucho más extensos de lo que dura una legislatura.

La conselleria ha prescindido de muchos ingenieros agrónomos en estos últimos años.

Los funcionarios se han quedado con funciones de planificación, coordinación, supervisión e interlocución con el Ministerio y con Bruselas. Hay quien piensa que estas funciones son meramente administrativas y por tanto no precisa de un perfil técnico. Eso reduce la eficiencia de las citadas funciones y lastra al sector.

¿A Europa le interesa la agricultura?

Sí. La única política realmente europea que se ha consolidado ha sido la agraria. Es cierto que el enfoque ha cambiado. Hemos superado la necesidad inicial de buscar el autoabastecimiento y pasado a la búsqueda de seguridad y calidad alimentaria y medioambiental; aunque algunas decisiones que se toman en Bruselas en este sentido parece que no tienen en cuenta la realidad de nuestro sistema productivo agrario.

La nueva PAC deja sin ayudas directas a un 30 % de agricultores valencianos.

Es sin duda una mala noticia y provocará pérdida de rentabilidad en explotaciones, aunque el propio sistema productivo debe ser capaz de buscar alternativas y buscar la financiación necesaria para ponerlas en marcha.

La cadena agroalimentaria sufre serios desequilibrios. Los productores son el eslabón más débil y no dejan de perder rentabilidad mientras la distribución obtiene mejores márgenes.

Desde hace cuarenta años que estudiaba en la Escuela de Valencia nuestros profesores de comercialización repetían la desventaja negociadora de los productores debido a la falta de dimensión, y que la solución estaba en la unión. Aunque se ha avanzado algo en este sentido la distribución lo ha hecho mucho más, con lo cual el desequilibrio sigue existiendo. La nueva Ley de la Cadena Alimentaria puede ayudar a solucionar un poco el problema. ¿La solución? Planificación, coordinación, concentración, diversificación y vertebración con el resto de la cadena alimentaria. En cuarenta años el campo valenciano apenas ha avanzado.

¿Qué alternativas hay al monocultivo de cítricos?

Hay alternativas como el aguacate, el kiwi o la granada. La dimensión de las explotaciones siempre va a ser una rémora en este proceso pero siempre es posible buscar otras soluciones, como una adecuada planificación varietal de los cítricos.

¿Considera acertada la estrategia del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) en materia de nuevas variedades naranjeras?

Me consta el esfuerzo que está haciendo el IVIA por volver a posicionarse de nuevo como el centro de referencia y a la vanguardia en investigaciones agrarias que fue hace unos años. Evidentemente las restricciones presupuestarias lastran este proceso. Es importante recordar que los resultados de las investigaciones se perciben a largo plazo.

Si no se toman ahora medidas contundentes, ¿la plaga del «greening» o «dragón amarillo» llegará a la citricultura valenciana?

Como todas las enfermedades, cuando aparecen crean pánico. No obstante, estamos en una situación tecnológica muy distinta a la que se produjo cuando se detectó, por ejemplo, la tristeza. Estoy seguro de que estamos preparados para dar respuesta a estas amenazas minimizando daños aunque hay que asumir costes adicionales, con la consiguiente repercusión en la rentabilidad.

¿Adoptan el ministerio y la conselleria planes adecuados para combatir la llegada de esta posible enfermedad vegetal? ¿Existe coordinación?

Creemos que el sistema de sanidad vegetal funciona aceptablemente bien. No suele haber conflictos entre las distintas administraciones en estos temas.

¿Qué diagnóstico hace de la revisión de la Comisión Europea a los Planes de Desarrollo Rural de la Comunitat Valenciana correspondientes a período 2014-2020 tras presentar alegaciones? ¿Qué medidas podrían ayudar a favorecer el desarrollo rural?

Para nosotros el desarrollo rural se concentra en torno a lo que es la actividad productiva fundamental en el territorio. Y sobre esta base se deben estudiar los programas que favorezcan el desarrollo. Pretender, como creo que en algunas ocasiones se ha hecho, que el desarrollo rural se debe planificar al margen de la actividad agraria es un grave error. Es imprescindible la planificación y coordinación de todas las administraciones. Se debe crear un marco administrativo y regulatorio que facilite la implantación de actividades productivas, que promueva la inversión y fomente las acciones para rentabilizar las externalidades de la producción agroindustrial y el aprovechamiento de recursos naturales.

El Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, ¿beneficiará realmente nuestras exportaciones a este país tan proteccionista con sus trabas y elevados aranceles a productos alimentarios?

El problema del Tratado de Libre Comercio es el hermetismo con el que se está negociando. No sabemos qué es lo que se ha puesto encima de la mesa y por ello no sabemos cómo nos puede llegar a afectar. Europa ha regulado la producción alimentaria para conseguir un modelo productivo determinado, con un control máximo de impactos ambientales y de bienestar animal. Evidentemente no tendría ningún sentido dar entrada sin restricción alguna a producciones de países donde el modelo productivo no estuviese sujeto a estas condiciones que se nos han impuesto aquí, en Europa.

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