n Modelo es una base sobre la que asentar una empresa. Todos necesitamos conocer desde el principio determinados puntos clave de nuestros puestos de trabajo y tenerlos en cuenta para que la empresa pueda crecer de forma organizada y sostenible.

Tener un Modelo de gestión ayuda a los emprendedores a ir todos en la misma dirección, da agilidad, permite desarrollar nuevas estrategias y facilita la toma de decisiones. En el Modelo de gestión se deberían reflejar las ideas o conceptos que todos los integrantes de la empresa han de cumplir. Hay que tener en cuenta que los Modelos no se implantan, se razonan y se interiorizan. Podemos decir que es el punto de vista desde el que todo el equipo ve las cosas y por el que tienen una manera de actuar determinada.

En nuestra opinión, el objetivo con el que partimos es que los emprendedores entiendan por qué es bueno tener un Modelo. Pensamos que los emprendedores deben invertir tiempo en construir su propio Modelo, es oportuno que esta aventura comience en paralelo al desarrollo de la compañía, desde su estado más inicial, de esta manera se facilita la interiorización por parte del equipo y se va transmitiendo a las nuevas incorporaciones conforme llegan a la empresa.

Por lo general, los Modelos son fáciles de entender y más complicados de aplicar. Entendemos que solo tienen éxito aquellos que están basados en satisfacer las necesidades de sus clientes, la idea de base es que en la empresa todas las acciones vayan dirigidas a eso, es decir, plantearse ante cada acción si lo que estoy haciendo o voy a hacer realmente añade valor a mi cliente, porque si la respuesta es no? directamente no se hace, esa acción sería un desperdicio para la organización. La verdad es que no he encontrado empresario alguno que ante la pregunta «¿Qué es lo primero en tu Empresa?» no me conteste: «EL CLIENTE». Lo que ocurre habitualmente es que los hechos no acompañan a esta afirmación?

Os cuento una anécdota para ilustrar de lo que os hablo: una mañana de noviembre del 2013, muy temprano, entre en la cafetería que había junto a Lanzadera. Tenía un hambre terrible, he de reconocer que esa sensación de vacío me pudo. Por lo que, aprovechando que nadie me observaba, pedí un croissant para acompañar el café con leche (esto nunca lo hago, me cuido de manera casi obsesiva). Cuál fue mi sorpresa cuando el camarero me puso el café con leche y NO el croissant. Rápidamente le indiqué: «Perdona? olvidaste el croissant..» A lo que me respondió: «No, no lo olvidé, los que ves son de ayer y hasta dentro de 30 minutos no llegan los de hoy, así que no te lo voy a poner, puedo ponerte otra cosa». ¿Cómo? ¡Que yo soy el cliente!, ¡Que te voy a pagar! Ahí fue cuando me di cuenta de lo que tantas veces decimos a los emprendedores, es mucho más importante tener un cliente que una venta.

Esto es tener un Modelo.

(*) @jimenezmarcoj In/javierjimenezmarco