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Tribuna

Bancos «valencianos»

Qué sucederá en Cataluña tras las elecciones del 27 de septiembre es una incógnita, dado lo enrevesado del resultado

Qué sucederá en Cataluña tras las elecciones del 27 de septiembre es una incógnita, dado lo enrevesado del resultado. Así que de muchas de sus posibles consecuencias no se puede más que elucubrar. Del comunicado que emitieron en medio de los comicios las patronales de los bancos y de las cajas, y de algunas manifestaciones en privado de responsables de algunas de esas entidades, se deduce que los grandes bancos catalanes no podrían mantener su sede en Barcelona si Cataluña se declarara independiente, y además de forma unilateral. Quedarían fuera de la zona euro y del control del BCE, es decir en un limbo que probablemente provocaría la huida masiva de sus clientes, sobre todo los ahorradores.

Así que tendrían que cambiar su sede y domiciliarse en algún lugar del resto de España. Podrían perder clientela en su lugar de origen, pero lo cierto es que a los catalanes de ese futuro, sin el Sabadell y CaixaBank, solo les quedarían bancos extranjeros.

La traición, a qué dudarlo, sería mayúscula si estos bancos, la mayor parte de cuyo negocio se encuentra en el resto de España, optaran por instalar su sede social en Madrid. Recuerden lo que le pasó a Figo cuando se volvió merengue. Claro que ambas entidades tendrían a la mano una solución intermedia que, tal vez, no sería mal vista por los independentistas catalanes: No salir de los Païssos Catalans. Conviene recordar al respecto que la hoja de ruta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) incluye, lograda la independencia, hacer proselitismo, como poco, para lograr la futura anexión de la Comunitat Valenciana, las Islas Baleares y la llamada Catalunya Nord.

Así que la ANC podría interpretar perfectamente que la reubicación del Sabadell y CaixaBank en algún otro lugar de los Païssos Catalans sería una avanzadilla de futuras acciones patrióticas. Y llegados a este punto, qué mejor lugar que la Comunitat Valenciana como tierra de acogida. CaixaBank compró por un euro y tras una inyección pública de unos 7.000 millones el Banco de Valencia. Así que el emblemático edificio de Pintor Sorolla podría muy bien acoger la nueva sede social de la entidad. Por su parte, el Sabadell también abonó un euro por la CAM, después de que el Fondo de Garantía de Depósitos pusiera casi 5.300 millones. Podría instalarse en la antigua sede de la caja alicantina en Óscar Esplá. Sumando la sede de Bankia, heredera de Bancaja, también ubicada en Pintor Sorolla, al final sería como si el terremoto financiero no hubiera devastado esta autonomía.

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