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Tribuna

Emigración cualificada: una amenaza para la economía

Una de las consecuencias de esta grave crisis cuyo impacto será más prolongado en el tiempo es, sin lugar a dudas, la fuga de talento, la emigración de trabajadores cualificados, y sobre todo jóvenes universitarios

Una de las consecuencias de esta grave crisis cuyo impacto será más prolongado en el tiempo es, sin lugar a dudas, la fuga de talento, la emigración de trabajadores cualificados, y sobre todo jóvenes universitarios, que se han visto obligados a buscar empleo fuera del país. Un problema que la crisis ha agravado de una manera muy importante, de forma que, según datos del Instituto Nacional de Estadística, ya hay más de dos millones de españoles inscritos en el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE).

La emigración no es un fenómeno desconocido en España que ha sido tradicionalmente tierra de emigrantes y emprendedores que buscaban fuera de nuestras fronteras oportunidades que aquí no encontraban. Tampoco debemos olvidar que, en gran medida gracias a estas personas y las remesas de dinero que enviaban a sus familiares en España, nuestro país pudo acceder al desarrollo en la segunda mitad del pasado siglo.

La diferencia fundamental con épocas pasadas es que la emigración que estamos viviendo como consecuencia de esta crisis económica es de personas con una altísima cualificación laboral, no existen remesas hacia nuestro país y, en muchas ocasiones, la salida no se realiza con la perspectiva del retorno sino de la implantación en el extranjero.

En términos estrictamente económicos es dramático y paradójico que nuestra economía no sólo esté perdiendo un capital humano en el que la sociedad ha realizado una inversión enorme de recursos sino que, además, dicho capital humano, esas personas que dejan su país porque no encuentran oportunidades, se pone al servicio de economías y empresas directamente competidoras con las nuestras.

Siguiendo con la lógica económica, dicho flujo persistente de emigración joven y cualificada puede tener a medio plazo un efecto significativo sobre el crecimiento de la economía española. Esto exige tomar medidas que propicien la generación de oportunidades para evitar la sangría y que faciliten el regreso de las personas que se han visto obligadas a salir durante la crisis.

La generación de oportunidades para este segmento de población pasa por la creación y consolidación de empresas competitivas y de tamaño adecuado. Para ello, hay que actuar en frentes como el I+D+i, el acceso al capital potenciando la reinversión de beneficios, la captación de inversión extranjera o la optimización de las inversiones públicas que estén dirigidas a la mejora de la competitividad de nuestras empresas.

A largo plazo, es en el ámbito educativo donde nos jugamos el crecimiento económico futuro. Además de orientar los estudios a las necesidades del mercado laboral, es importante la apuesta decidida por la transferencia tecnológica y los programas de creación de empresas de base científica y tecnológica en las universidades.

Trabajar temporalmente fuera de España puede ser una experiencia muy enriquecedora para los jóvenes españoles; les permite ampliar conocimientos y disponer de un mayor bagaje profesional. Sin embargo, es crucial para nuestra economía conseguir atraerles de nuevo para que esa experiencia adquirida en el extranjero la aprovechen nuestras empresas e instituciones y contribuyan a mejorar la competitividad y el bienestar general de nuestra sociedad.

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