«A Alemania no puedes ir sin trabajo o sin conocer la lengua. Es fracaso asegurado. Vas a entrar en el circuito de subempleo, aunque seas ingeniero. Empiezas de 'barman' y a los tres años, para el alemán dejas de ser ingeniero. Estás condenado». A la tierra prometida del trabajo le ha salido una cara b. No aparece en el relato que vende el sueño alemán y que termina en la puerta de embarque de una compañía de bajo coste. Pero el paraíso del emigrante puede convertirse también una pesadilla.
Sobre ello alertan expertos como Pablo Lanza, responsable de Global Working, una agencia de colocación con sede en Alicante. La alternativa a marcharse a la aventura es buscar una oferta en los cada vez más frecuentes procesos de selección demandados por empresas germanas. La Pobla de Vallbona (Camp de Túria) ha recibido esta semana a representantes de la Cámara de Comercio de Magdeburdo (Sajonia-Anhalt), la Agencia Federal de Trabajo (ZAV) de Alemania y un técnico de recursos humanos. En dos días han «captado» a medio centenar de potenciales trabajadores de jardinería y paisajismo, técnicos de construcción, hostelería, cuidadores de ancianos, agente comercial minorista, técnicos de construcción, informáticos... Es la tercera ocasión que vienen a la Pobla, hermanada con el municipio de Barleben desde hace años. En noviembre vuelven a Valencia.
Su objetivo son jóvenes de entre 18 y 27 años, porque se trata de formarlos e incorporarlos al sistema de FP dual. «El proceso de selección es importante. Los chicos sueñan mucho. Tienen que empezar de cero, hay que aclarárselo bien», explica Oliverio Martínez, de la Agencia Federal de Empleo (ZAV) alemana. Lanza coincide: «De cada 100 currículos que recibimos, solo el 20% está convencido de hacerlo».
El formato de la FP dual casi asegura el empleo. No es el Ministerio de Educación sino el de Trabajo el que regula el sistema. Las empresas anticipan con tres año sus vacantes. Primero se forma en la lengua alemana a los alumnos extranjeros y, luego, durante tres años alternan semanas de clase y meses de trabajo. Alemania, en medio de la crisis, se ha convertido en un yacimiento de empleo para determinados sectores: enfermeros, cuidadores, maestros de infantil. Pero aquel sigue siendo «un país de máquinas»: frigoristas, mantenimiento industrial, mecánicos, electricistas... Y también con déficit de trabajadores en gremios, fruto de su pirámide envejecida: peluquería, jardinería, panadero o camarero.
