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El supuesto del presupuesto

Por más que intento sacar las cuentas, poniendo toda la voluntad posible, no terminan de salir. El sesgo social del «Acord del Botànic» que se intenta transcribir a los presupuestos del próximo año no cuadran en los números. Algo así como la cuadratura del círculo.

La catarata de ayudas, exenciones fiscales, pagos atrasados „todo ello de justicia, dicho sea de paso„ tiene difícil encaje en unas cuentas que de salida van «gripadas». Solo es necesario hacer un pequeño repaso de los anuncios en los ya superados cien primeros días de gobierno para concluir en la dificultad de equilibrar los números negros y rojos a partir de unos presupuestos en los que, como dijo el propio conseller de Hacienda, Vicent Soler, «no llega el dinero ni para pagar la educación o la sanidad», por la más que evidente y denunciada infrafinanciación. Aquí van algunos de esas promesas.

El Consell de Puig ya se ha comprometido a corregir los retrasos de las rentas garantizadas a los dependientes y de las ayudas a las viviendas, y ponerse al día en los pagos. Tampoco hay que olvidar el anuncio de la vicepresidenta, Mònica Oltra, aún sin concretar, de la renta básica.

Por supuesto, también hay que hacerle un hueco a la parte correspondiente de las ayudas a los libros de texto de cien euros o a los futuros „y probables„ conciertos con los colegios privados para sacar adelante el proyecto de Vicent Marzà de escolarización a los dos años.

Asimismo deberán tener encaje económico las ayudas de 100 euros para que las familias con menos recursos puedan cubrir los gastos de luz, agua y gas en sus hogares. Unas ayudas a las que se deberá añadir la caída de ingresos como consecuencia de la extensión de las bonificacones y exenciones de tasas de las familias numerosas a las monoparentales.

Las cuentas, además, deberán recoger el coste de la eliminación del copago farmacéutico a los discapaciados o a los pensionistas con rentas inferiores a los mil euros. O incluso el dinero de las exenciones fiscales con las que el Consell piensa compensar el castigo impositivo del Gobierno central a la generación eléctrica fotovoltáica para uso doméstico.

Visto lo relatado, la única fórmula para cuadrar los presupuestos de 2016 es la confesada por Soler a EMV en una reciente entrevista: «incluir en el capítulo de ingresos, los provinientes de un nuevo sistema de financiación» que ni existe, ni se sabe cuándo va a llegar. La idea, parecida a la que Moragues ya utilizó y Oltra le contestó en los juzgados, viene a ser algo así como poner frente a Cristobal Montoro un «dominguillo», aquel muñeco de paja con un contrapeso en la base, que tanto cabreaba a los toros cuando lo embestían porque nunca conseguían tumbarlo.

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