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Verdades Universales (I)

Las verdades universales son reglas que siempre van a suceder en una empresa. No importa a que sector pertenezca, que grado de madurez posea, o si estás de acuerdo o no? ¡¡¡va a ocurrir!!! (Sino que le pregunten a Newton si la manzana cae o no por la Ley de la Gravedad?).

Hoy me voy a detener en una de ellas: dar, pedir y exigir. En la teoría se podría resumir en que para pedir, primero tenemos que ser capaces de dar. Por lo general las personas estamos acostumbradas a pedir antes que dar?: Queremos los mejores servicios sin pagar impuestos y además que nos feliciten para después nosotros felicitar. Estamos dispuestos a regalar en un cumpleaños si previamente han tenido ese detalle con nosotros y sobre todo (he aquí la gran controversia), dar los buenos días a aquellos que sean merecedores de los mismos; es decir, los que nos los hayan dado antes.

Esto también ocurre en las empresas. Queremos que los clientes nos compren, sin haberles proporcionado previamente lo que ellos necesitan, sin haberles explicado quienes somos, nuestro valor diferencial y por qué les interesamos. A veces nos empeñamos en querer venderles productos que no han pedido? cuando lo más fácil sería ofrecerles lo que verdaderamente necesitan. Porque la clave no está en dar, lo importante es que lo que se dé, le aporte valor a quien lo recibe.

Incluso en recursos humanos contratamos en nuestro equipo a personas que demuestren su valía y honorabilidad antes de darles el valor que se merecen? o la confianza que seguro necesitarán para ejercer su puesto de trabajo, tratándoles a veces como «sospechosos» hasta que demuestren lo contrario.

A los proveedores les exigimos los mejores productos, la mayor innovación, exclusividad, los mejores precios, el mejor servicio y eso si? sin contarles nuestra iniciativa y enamorarlos para la causa, sin garantizarles que les vamos a comprar de manera continuada y pagándoles cuando buenamente se pueda? y aun así siempre serán el «malo de la película».

Lo mismo ocurre con la sociedad que nos rodea, a la que pedimos grandes infraestructuras y servicios, que entienda nuestra particularidad y elementos diferenciadores sin comprometernos a que nuestras empresas no le afecten negativamente.

Y con el capital, queremos que lleguen grandes beneficios con las mínimas cargas posibles, sin comprometernos a generar empresas sostenibles en el tiempo, que generen empleo y riqueza para nuestro país. Siempre esperamos a que nos den antes de nosotros dar.

Esta verdad universal nos ha demostrado que cuando se da mucho (añadiendo valor a quien damos) recibiremos, y si no fuera así, estaríamos licitados a pedir o a exigir, si no se han cumplido los compromisos de esta ecuación.

El mejor dar, siempre es el ejemplo propio dentro de un equipo. El ejemplo propio arrastra. Las palabras solas no valen. Cuando amas lo que haces, se te nota y cuando no lo amas se te nota mucho más. Podemos pedir esfuerzo, e implicación pero lo que de verdad convence y motiva es ver como el líder convence con su propio ejemplo, y por cierto, si no estamos dispuestos a devolver lo suyo sería que no aceptes cuando recibas...

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