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Reportaje

Turismo y agroalimentación a la espera del «oro de Pekín»

Turismo y agroalimentación a la espera del «oro de Pekín»

El revuelo que ha despertado el interés del gigante empresarial chino Wanda por el complejo vacacional de Orpesa Marina d'Or pone de relieve las expectativas que existen hoy en Europa por atraer inversiones de una economía que se ha lanzado a la conquista del mundo. La internacionalización se ha convertido en una de las características del tejido empresarial chino, que cuenta con grandes reservas de divisas, incentivos para salir al exterior y una gran necesidad de materias primas.

En el caso español, se trata de un fenómeno muy reciente y casi marginal dentro de Europa, pero se está consolidando con ritmos de crecimiento considerables año tras año. De los 1.662 millones procedentes del gigante asiático invertidos desde 2000, la mayoría, casi el 94%, corresponden al periodo 2012-14. 610 millones llegaron en el pasado ejercicio, un 49% más, cantidad que podría superarse este año si se concretan las operaciones en marcha en los sectores inmobiliario/hotelero y agroalimentario. El atractivo del mercado español y su potencial como puerta de entrada en el mercado europeo y latinoamericano hacen de España un objetivo considerable.

Así se desprende del informe La Inversión China en Europa 2015, que cifra en 20.170 millones de dólares la inversión en Europa el pasado año, con un incremento del 117 %. En los últimos años, la inversión china se ha centrado en el Reino Unido, con un 46,7%, Italia, Portugal y Francia.

En España, las operaciones más sonadas las ha protagonizado precisamente Wang Jianlin, el hombre más rico de China y presidente del grupo Wanda. En 2014 compró al Banco Santander el emblemático edificio España, en el centro de Madrid, por 260 millones. También ha entrado en el negocio del fútbol a través del Atlético de Madrid (50 millones) y en su momento se interesó por el Valencia CF.

En clave valenciana, sin embargo, el impacto es imperceptible. «Efectivamente hay cierta concentración de la inversión en la comunidad de Madrid y Catalunya. De todas formas todavía no se ha producido ninguna operación relevante (alrededor de 1.000 millones de dólares) en España, pero se esperan», explica desde Hong Kong a Levante-EMV Ivana Casaburi, profesora del ESADE y responsable del informe «La inversión china en Europa 2015».

«Hay muchas operaciones en fase de negociación y se suelen conocer sólo las que están en una fase final, de cierre. No me consta ninguna operación en fase final en la C. Valenciana pero esto no quiere decir que no tenga potencial. Son de especial interés el sector del turismo y agroalimentario así como la intensificación del comercio bilateral. En ambos ámbitos la C. Valenciana tiene opciones de ser el mercado de destino», añade la profesora.

Parc Sagunt: desfile de delegaciones

De momento, el interés de grupos de origen chino no se ha sustanciado en ninguna gran operación en la C. Valenciana. La zona industrial de Parc Sagunt está siendo objeto de visitas e interés recurrente de delegaciones asiáticas. El anterior Consell llevó en 2014 a una de las mayores constructoras asiáticas a conocer la zona. Se llegó a verbalizar un interés por urbanizar y desarrollar la segunda fase del recinto logístico, pero no pasó de ahí. También se frustró el proyecto de zona franca en Paterna por el que en su momento se interesaron cinco inversores de capital chino. El último movimiento de nuevo se ha producido en Parc Sagunt, donde otra delegación gubernamental ha visitado el ayuntamiento y ha deslizado el interés de una gran empresa china de baterías que busca terrenos para asentarse. Nada pasa de las visitas protocolarias.

Las expectativas son buenas. Para los próximos dos o tres años se espera una inversión de unos 3.000 euros en España que pueden centrarse en el sector inmobiliario, renovables y agroalimentario. El cambio de modelo económico chino y la mejora de la renta disponible incentivan las inversiones en esas áreas. El enorme stock de vivienda así como la depreciación del suelo industrial o centros comerciales convierten a la C. Valenciana en potencial objetivo. También el sector turístico, en un país llamado a ser el primer emisor mundial (ahí se enmarca el interés de Wanda por Marina d'Or, un complejo por el que estaría dispuesto a pagar 1.200 millones por el 75% de acciones del complejo inmobiliario). En cuanto al sector agroalimentario, del que la C. Valenciana es referente estatal, las importaciones chinas están demostrando un gran interés.

¿Una oportunidad perdida?

¿Qué papel puede jugar ahí la C. Valenciana? «Tiene mucha potencialidad, puesto que hay más elementos que nos unen a los chinos de lo que la gente se imagina, como son la cerámica, la seda y la pólvora», apunta Iván Máñez, fundador y director general de Global Asia. El experto, sin embargo, introduce un elemento de debate: «Personalmente, me da la sensación que en la C. Valenciana tanto la administración como el mundo empresarial no acaban de tomarse en serio el tema de China. En 2011 se organizó un evento en la ciudad de Valencia, el Global China Bussiness Meeting, que atrajo a grandes empresas chinas inmersas muchas de ellas en procesos de internacionalización. Aquel evento fue muy bueno, pero ni la administración ni las empresas han hecho seguimiento del mismo».

¿Una oportunidad perdida? «Mi opinión es que sí. Los negocios con los chinos no se hacen de un día para otro. Requieren tiempo, que es justo lo que el carácter valenciano no tiene. Aquí nos gustan las cosas para ayer, y si no cambiamos la forma de pensar, no tenemos nada que hacer con China».

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