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La confianza es clave para la recuperación

l último estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) respecto del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) pone de manifiesto que las perspectivas de mejora empiezan a tomar cuerpo en la mente de los ciudadanos. Este índice es de suma importancia para determinar el comportamiento de los consumidores frente a las perspectivas económicas futuras y, como se explica en la metodología de su realización, se calcula como media aritmética de los balances de la situación actual de la economía familiar, de la economía española y del empleo, respecto a la que existía hace seis meses, y de las expectativas respectivas para los próximos seis meses.

Según este informe (avance del mes de noviembre), y si hablamos de datos interanuales, resulta que el indicador de confianza del consumidor ha subido 21 puntos si tomamos en consideración los datos del mes de noviembre de 2014 (83,6 puntos) respecto de los correspondientes al mes de noviembre de 2015 (104,6 puntos). Es decir, se ha incrementado en más de un 25 %, aun siendo cierto que se trata de un dato algo inferior al obtenido en los meses de julio y agosto de este año, pero muy cercano a los mismos. Cabe decir que cuando el índice es superior a 100 nos encontramos ante una percepción positiva de la situación económica por parte de los consumidores y, no solo de la doméstica, sino también de la general. Afortunadamente, como es de ver, el actual índice recupera posiciones y pasa de perspectivas negativas a positivas, aunque muy lejos de las mejores tendencias históricas (cuyo máximo es de 200).

Sin embargo, el Indicador de Situación Actual (ISA), que toma como referencias la valoración del mercado de trabajo, del hogar y de la situación económica y que, en definitiva, nos dice cuál es la situación en que se encuentra la economía, según la percepción del consumidor, se sitúa aún por debajo de 100 (concretamente, en 94,2 puntos), pero muy por encima (23 puntos) de los datos obtenidos en el mismo mes del año anterior (71,2 puntos). Por su parte, el Indicador de Expectativas (IE) que determina lo que los consumidores piensan que va a ocurrir en un futuro inmediato, aunque no es el que más incremento obtiene (19 puntos), pues pasa de 95,9 puntos (noviembre de 2014) a 114,9 puntos (noviembre de 2015), sí que es el que mayor índice obtiene. En ambos casos, estamos hablando de los mejores ratios en el último año.

Pues bien, ¿y todo esto qué nos dice? Sencillamente, que la percepción que tiene el ciudadano medio, el consumidor en general, respecto de la situación económica actual (incluyendo la propia economía doméstica) es mucho mejor ahora que hace un año y, lo que es más importante, las expectativas que tiene en mente son aún mejores. Y lo que puede parecer un simple dato estadístico nos está ofreciendo, en realidad, un dato sociológico aplastante que, además, se plasma realmente en la economía del día a día. Y esta afirmación no es una opinión, es una constatación de la realidad, puesto que, conforme a los datos que desde nuestra cooperativa manejamos (y los supermercados son un buen termómetro de la marcha de la economía, puesto que suministramos productos de alimentación y de primera necesidad, es decir, todos aquellos que no pueden renunciarse o que se descartan en última instancia), parece que la alegría de la compra por parte de los clientes empieza a recuperarse. Es más, hemos constatado un importante cambio de tendencia, al menos, entre nuestro target de clientela: un relativo descenso de la participación de la marca de distribuidor frente al incremento en la marca de fabricante. Ello supone, claramente, que el consumidor medio está dispuesto a gastar algo más de lo que lo hacía e, incluso, a comprar de nuevo determinados productos de más valor añadido a los que, durante la época de fuerte crisis, había renunciado. Alegrémonos, pues, porque parece que, al menos en las esperanzas y en el comportamiento de los consumidores, la crisis empieza a remitir. Veremos qué nos depara 2016.

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