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Innovación y empresas

Del boceto a facturaciones millonarias

La firma valenciana Bbooster implanta en España con éxito un modelo integral de aceleración de startups que combina experiencia con la inyección de capital de fondos de inversión

Del boceto a facturaciones millonarias

La aceleradora valenciana Bbooster va como un tiro. La firma ha implantado en España un nuevo modelo de negocio en el que combina la experiencia en la aceleración de startups con la inyección de capital a través de fondos de inversión propios. Bbooster ha impulsado sesenta y dos empresas. La aceleradora ha apostado por empresas como Traventia, que llegó a su oficina como un proyecto en pañales y que hoy factura cerca de cinco millones de euros al año. La firma cuenta con inversores como la promotora inmobiliaria Reyes Ballester; el arquitecto y director de AIC Juan Añón; la familia Gómez Trénor o la Universidad La Florida; aunque los responsables de la empresa insisten en guardar la confidencialidad de todos ellos. Enrique Penichet, cofundador de Bbooster, advierte de que la clave del éxito es diversificar las inversiones para aumentar las posibilidad de dar con el 5% de startups que, según las estadísticas, multiplican por cincuenta la inversión. Bbooster está ofreciendo rentabilidades del 20% gracias a su olfato para encontrar y apoyar firmas como Traventia, Tallerator o Cronoser.

Enrique Penichet fundó la empresa con otros socios tras darse cuenta de que en España hacía falta un nexo de unión entre inversores y emprendedores. La firma nació en 2010 con vocación desde el principio de ayudar a las startups a crecer y después ha potenciado su sociedad de inversión que ya cuenta con dos fondos y se ha convertido en un referente a nivel nacional. «En 2009 y 2010 no había nada similar en España. En aquel momento si buscabas la palabra aceleradora en Google solo te salía la de partículas. Nosotros vimos que en 2005 en Silicon Valley empezó una aceleradora que se llama Ycombinatori. En Europa solo existía Seedcamp, que arrancó en 2009», apuntó Penichet. La empresa probó a hacer algo similar y para su primer programa de aceleración en enero de 2011 se apuntaron setenta empresas de las que seleccionaron a cinco. En aquel momento, aportaban fundamentalmente a las empresas emergentes su conocimiento.

«Nos dimos cuenta de que si queríamos tener éxito debíamos ir más lejos. En Estados Unidos cuando acababa la aceleración organizaban un día con inversores. En Palo Alto se presentaban 500 inversores activos y vimos que en España eso era muy complicado. No por acelerar muy bien una empresa íbamos a lograr que consiguieran inversores en un solo día», añadió. Hicieron un acto de presentación de las empresas emergentes con las que trabajaban y comenzaron a llegar inversores que querían poner capital. «El problema es que se planteaban que nosotros nos podíamos quedar las mejores y nos comprometimos a crear un vehículo de inversión para compartir los riesgos», añadió Penichet. La empresa creó BBooster Seed Capital en el que entraron doce inversores.

La firma creció y en 2012 transformó su vehículo de inversión en una sociedad de capital de capital de riesgo, que se llama Sinesis Seed Capital. En unos meses captó a una treintena de inversores, la mayoría conocidos empresarios valencianos. BBooster acaba de lanzar un segundo fondo de inversión, que cuenta con el respaldo de Fond-ICO y que supera los 8,8 millones de euros.

Bbooster tiene claro que para tener éxito debe diversificarse el riesgo. Las estadísticas apuntan que un 40% de las startups que reciben financiación mueren antes de dos años, un 35% son viables pero no generan retorno a los inversores, un 15% ofrece cinco veces la inversión y solo un 5% multiplica por 50 cada euro invertido. «Todos quieren ir a la de 50, pero estadísticamente es muy complicado. Nuestra ventaja es que con el fondo puedes invertir poco dinero en muchas empresas para garantizar dar con ese 5% que son las realmente rentables», indicó el responsable de Bbooster.

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