Sólo durante el pasado mes de octubre un total de 49 casos „sí, han leído bien: 49 casos„ de la destructiva enfermedad conocida como mancha negra fueron detectados en cargamentos de cítricos procedentes de Uruguay. Las inspecciones de fruta originaria de terceros países que se llevan a cabo en los puertos europeos antes de la comercialización de esa mercancía en el mercado comunitario arrojaron como resultado, ese mismo mes de octubre, la detección de 4 partidas de naranjas sudafricanas contaminadas con mancha negra y de otros 3 envíos de cítricos argentinos aquejados del mismo problema.
Las cifras oficiales sobre interceptaciones de plagas y enfermedades en productos hortofrutícolas foráneos „especialmente cítricos„ con destino a Europa durante los meses de julio, agosto y septiembre del año en curso no ofrecen un panorama mucho más alentador. Por el contrario, suman y siguen en una espiral cada vez más peligrosa para la sanidad vegetal y el futuro de la agricultura del sur comunitario mientras las autoridades con competencias en la materia se limitan a afrontar la cuestión mediante tácticas dilatorias, buenas palabras y declaraciones de intenciones que se ven siempre reducidas a papel mojado, a vanos ejercicios de retórica. Para resolver un problema de esta magnitud hace falta voluntad política y salta a la vista que esa necesaria voluntad política brilla por su ausencia porque esta misma situación de descontrol y desgobierno en materia de importaciones vegetales que acabamos de describir se repite año tras año sin que nadie ponga remedio. La causa principal que explica todo estedesatino hay que buscarla en la actitud egoísta e insolidaria que exhiben ciertos países del norte a los que las trae sin cuidado la entrada de nuevas plagas en Europa y no dudan en anteponer sus intereses comerciales o políticos a otras consideraciones puesto que, en definitiva, la irrupción de esas plagas supondría una catástrofe para una agricultura que no es la suya y que no sienten como propia, es decir, la agricultura del sur mediterráneo.
Mal camino ese para lograr una construcción real de Europa. Además, no estamos hablando únicamente de un riesgo potencial, sino de un desastre concreto que los agricultores sufren cada día y que amenaza con llegar aún más lejos. Por desgracia y por si alguien aún lo duda ahí está la presencia reciente y letal de bacterias como la Xylella fastidiosa, que está arrasando los olivos en Italia, o del insecto que actúa como vector transmisor del greening en Galicia y Portugal para corroborarlo con total rotundidad. En definitiva, que llevamos demasiado tiempo jugando a la ruleta rusa y si seguimos haciéndolo inevitablemente terminaremos por pegarnos un tiro en la sien. Pero no quisiera concluir este artículo sin desear a todos los lectores de Levante-EMV una feliz Navidad y un venturoso año nuevo.
