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Diversidad de género y dinero

odos podemos estar de acuerdo en que la diversidad de género unida a la participación de la mujer en la economía aporta y suma, pero si miramos a nuestro alrededor, en nuestras empresas, en nuestro entorno, en política, esto no deja de ser una entelequia.

Las mujeres seguimos invisibles en la economía, en el accionariado de las empresas y en los puestos de toma de decisión. A lo largo de la historia se han producido hitos que han convulsionado la sociedad, tales como la revolución industrial o la de internet y la entrada en la era digital más recientemente. Estos hechos han precipitado cambios profundos en las reglas de juego de la economía mundial. En el momento actual, tan incierto económicamente y políticamente, inmersos en una crisis fuerte y profunda y con una recuperación titubeante necesitamos un hito que nos permita avanzar, superar esta gran crisis y dar un decidido impulso a la economía desde otra perspectiva. Esta innovadora perspectiva es la incorporación de la mujer a los puestos de toma de decisión de las empresas. Son ya numerosos los estudios rigurosos y científicos que sostienen que, desde el punto de vista macroeconómico, una mayor participación de la mujer en la actividad empresarial puede impulsar el ritmo de incremento del PIB, elevar el crecimiento potencial y compensar la caída de la población activa tan inminente, debida al envejecimiento de la población y a la baja tasa de natalidad.

Concretamente y según un informe elaborado por el instituto de investigación de Credit Suisse, las empresas con al menos una mujer en sus Consejos de administración tienen, de media, mayor rentabilidad bursátil (con un ROE del 16%, cuatro puntos más que sus competidores sin mujeres directivas); menor ratio de endeudamiento (48% frente al 50%); mejor crecimiento medio (14% frente al 10%) y un mayor valor en libros (2,4 veces el precio de la acción frente al 1,8).

Sin embargo las barreras para el acceso son muchas como lo demuestra el hecho de que la presencia de las mujeres en los consejos de administración de las empresas cotizadas en el IBEX35 sea del 20,7% y de que tan solo el 8,6% alcancen la presidencia de dichos consejos.

A pesar de estas dificultades para acceder y tener control sobre los recursos económicos, que están acentuando día a día el proceso conocido como la feminización de la pobreza, la aportación de las mujeres a la economía de sus sociedades es fundamental, ya que: Las mujeres son el mayor mercado emergente: Ellas toman el 80% de la decisión de compra de la familia, y su poder de compra es cada vez mayor ya que su ingreso está aumentando.

Para aprovechar esta gran oportunidad deberíamos, desde las empresas, tener un enfoque proactivo hacia la igualdad de género mediante la aplicación de indicadores de transparencia de desempeño en pro de la igualdad de género, la capacitación para identificar perjuicios de género y la aplicación del concepto de flexibilidad en el trabajo. Desde las administraciones así mismo promover y difundir medidas de apoyo a la incorporación de la diversidad en los consejos, así como lanzar estudios que ayuden a evidenciar la directa relación entre la implicación de las mujeres.

Tenemos pues ante nosotros, las empresas junto con las administraciones y las organizaciones, la responsabilidad de asumir el reto que supone aprovechar la gran oportunidad de incorporar la diversidad en los puestos de toma de decisión y gestionarla adecuadamente para mejorar la competitividad, la sostenibilidad y los beneficios empresariales y sociales. La fuerza que puede impulsar las economías a corto y medio plazo está más cerca de lo que suponemos, solo hay que tener voluntad y consciencia para aprovecharla y como dice Amelia Earhart, primera aviadora que sobrevoló en solitario el Océano Atlántico: «La forma más efectiva de hacerlo, es hacerlo».

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