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La industria médica y la turística buscan el maridaje perfecto

El turismo sanitario mueve 75.000 millones al año, pero España apenas capta 100.000 viajeros. El país, que este año acoge el congreso mundial, comienza a posicionarse ante un viajero que busca destino para tratarse. Valencia y Alicante redoblan esfuerzos para captar negocio

El turismo sanitario es una de las ramas del negocio al que está tratando de incorporarse España, aunque autonomías como la Comunitat Valenciana llegan con bastante retraso a ese tren. En estos momentos, los cálculos de la OCDE cifran en 75.000 millones el volumen de negocio anual que genera en todo el mundo el tráfico de viajeros que se mueven de un país a otro para someterse a algún tipo de tratamiento médico. Se trata de un sector en el que España tiene toda la potencialidad: es el número 7 del ranking mundial en sistema de salud y el tercer destino del mundo en turismo. Con esa «combinación imbatible», debería captar el 10% del negocio, pero apenas genera 500 millones, con la aspiración de llegar a los mil anuales.

Según Mónica Figuerola, directora gerente del clúster español del sector Spaincares, ese turista gasta entre ocho y diez veces más que el visitante medio. La directiva, que pone en cuarentena las grandes cifras que se manejan en el ámbito internacional, se limita a constatar las magnitudes de las empresas adheridas a su asociación (clínicas, hoteles, balnearios...): 100.000 pacientes al año y una facturación agregada de 500 millones, el 0,5% del PIB turístico español.

«España tiene un margen de crecimiento enorme. Es un producto emergente y apenas promocionado», valora. En estos momentos, los mercados emisores de este tipo de turismo que capta España se divide en dos bloques. Por un lado, está el foco europeo, básicamente nórdico, británico y alemán, atraído por la costa española como segunda residencia. Personas mayores con alguna dependencia pero con autonomía, usuarios de balnearios o de residencias, por ejemplo.

Por otro lado, los países del Golfo, Rusia, y de forma más incipiente China o América Latina, más orientados hacia un tratamiento médico, y que se ven atraídos por la combinación de «cuatro elementos: precio, legislación, clima y oferta turística», explican desde Spaincares.

«El paciente árabe, por ejemplo, nos reconoce como un destino ideal para la oftalmología», tercia Alberto Giménez, empresario del sector y responsable de la asociación Mediterranean Health Care, la pata valenciana del clúster Spaincares. «También somos buenos en oncología, en cirugía ortopédica; y la legislación favorable hace a la Comunitat Valenciana referente en fertilidad», añade.

¿Qué ha pasado sin embargo para que el sector esté aún en pañales? «Las empresas van abriendo camino y buscan mercados, pero lo hacen de manera individual, sin trabajar unidas. Cuando vas a los países de origen, como Alemania o el norte de Europa, no somos especialmente conocidos, como sí lo son Israel, Turquía o India», señala Giménez. Según reconoce, la asociación se encuentra en estos momentos en un periodo de reflexión sobre su futuro. 2016 puede ser un año clave.

Con todo, empresas como Clínica Vistahermosa, Medimar, institutos de fertilidad, Casa Verde o Sha Wellness llevan tiempo trabajando en un negocio que se beneficia del imán de la costa sur de la autonomía, con miles de turistas y residentes que ejercen de prescriptores en sus países de origen.

La fertilidad, oftalmología o traumatología de implantes de caderas son algunas de las especialidades con más presencia en el territorio. «La C. Valenciana compite con Málaga y Barcelona, que lo hace muy bien. Buscamos colaborar con ellos», añade. Uno de los fuertes de España como destino es el precio de los tratamientos, sensiblemente inferior al de otros destinos. Según el último informe del Ministerio de Industria sobre este sector, la sustitución de cadera o de rodilla es un tratamiento más barato en España que en otros destinos europeos, como Reino Unido, Noruega, Eslovaquia... y obviamente mucho más económico que Estados Unidos.

Pero la competencia es dura. Además de Estados Unidos, que es «la gran potencia» por su desarrollo sanitario privado, Reino Unido y Alemania son los dos grandes rivales de España, apunta Figuerola. Otros países también llevan muchos años apostando por este negocio, desliza Giménez desde Alicante. Es el caso de Israel, Turquía o la India, que apostaron e invirtieron en la modernización de su infraestructura sanitaria. «Han establecido criterios de calidad internacionales. Han sabido darse a conocer antes y mejor», dicen desde Mediterranean. Pero la geopolítica juega en su contra: «No considero competencia directa a Israel. Y la prohibición de Rusia de viajar a Turquía nos beneficia mucho», contrapone Figuerola.

El sector, en este contexto, busca ganar posiciones. Spaincares ha encontrado la complicidad del Gobierno y Madrid ha conseguido arrebatar a Lisboa la sede del International Medical Travel Summit & Awards 2016, el congreso mundial de turismo sanitario que en mayo reunirá en la capital a 300 de las personas más influyentes en este negocio. «Es una apuesta de España muy fuerte. Vamos a adelantar dos años en el posicionamiento mundial del sector», apuntan desde el lobby.

Mientras tanto en la C. Valenciana, aunque Spaincares señala conversaciones con Generalitat y Ayuntamiento, las autoridades abordan con prudencia un modelo turístico intrínsicamente vinculado a la sanidad privada. El asunto es de especial sensibilidad para los nuevos gobernantes en estos momentos, en pleno debate por los modelos de gestión de la salud. La que sí se mueve es la iniciativa privada. Cadenas de hospitales con presencia en Valencia como Nisa y en los últimos días el Grupo Quirón, están empezando a moverse para posicionar a la ciudad en el mapa del turismo sanitario, ya que hasta ahora habían dirigido este tipo de cliente exclusivamente hacia Madrid y Barcelona.

Para estos dos grupos y otras empresas trabaja Medtravelco, por ejemplo, una recién creada empresa qu busca hacer de mediador entre pacientes extranjeros y la oferta médica de la ciudad, así como ofrecer y gestionarles actividades turísticas durante su estancia, explica su CEO, Inma Meco.

«Fitur ha dado info sobre hacia donde trabajar. Las empresas tienen que unirse y apostar por Valencia como destino de turismo sanitario», anima. En su experiencia, la fertilidad es la referencia como tratamiento médico en Valencia. La trayectoria histórica de enseñas como el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) y otras clínicas, así como una legislación española, que permite técnicas como la vitrificación de ovocitos, han contribuido a reforzar la posición de la Comunitat Valenciana.

Pero también comienza a destacar en oftalmología, traumatología o en rehabilitación neuronal. «Son especialidades médicas por las que muchos rusos iban a Barcelona y ahora están empezando a pedir presupuesto aquí, donde la estancia es más barata», explica Meco.

Y junto al tratamiento clínico, el bienestar (el wellness) es otra de los fuertes del sector en la autonomía. En este sentido destaca la firma alicantina Sha Wellness Clinic, una clínica de Alfàs del Pi que se ha consolidado como referente del sector. Aunque algunos ámbitos del sector no terminan de concebir el bienestar dentro del concepto estricto de turismo médico, la compañía destaca la presencia en su plantilla de 30 médicos. Entre los servicios que ofrecen, programas de adelgazamiento, antitabaquismo, anti-estrés, recuperación del sueño o postoperatorio, tratamientos de elevado coste y que provocan estancias de hasta un mes, además de consultas oftalmológicas, dermoestética u odontológica.

Se trata de un perfil de clase alta, de unos 45 años. Más de 30.000 clientes/pacientes al año. Británicos, rusos y países árabes son sus principales emisores, con un público estable: el 40% repite, explican el número dos de la clínica Alejandro Bataller. La firma, de hecho, se ha convertido en referente con crecimientos de dos dígitos. Cerró 2014 con una facturación de 20,6 millones, y por esa senda continúa.

«Somos únicos en el concepto Salud y Wellness 360 grados, convencidos de que la medicina natural y la científica son perfectamente compatibles; porque trabajan a niveles distintos y porque ambas tienen el mismo objetivo, que es vivir más y mejor», concluye el vicepresidente de la clínica, Alejandro Bataller.

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