El despacho de Raúl Royo, consejero delegado de Royo Group, está presidido por dos mapas cartográficos, uno de Europa y otro del mundo. El primero lo colgó tras abrir su primera fábrica en Polonia (esta semana presentaba su segunda industria en el país del Este) y el segundo nada más empezar a trabajar en México. Según cuenta, son su inspiración y la manera que tiene de visualizar el futuro de su compañía. «El mundo es muy grande y las oportunidades son muchas», reflexiona este empresario emergente de 43 años. Su nombre, y sobre todo sus planteamientos empresariales y su apuesta por la innovación, empiezan a sonar en los corrillos económicos y políticos.
Este licenciado en Gestión Comercial y Marketing por ESIC y diplomado en Empresariales por la Florida es presidente de Feban (Federacion Española de Equipamiento de Baño), presidente de Aseban y presidente del Centro Europeo de Empresas Innovadoras (CEII); forma parte de la junta directiva de la CEV y es miembro de AVE. Además, imparte clases en varias universidades. ¿Qué hace en su tiempo libre? «Se lo dedico a mi familia», responde con rotundidad este padre de tres hijos.
Raúl Royo entró en la empresa de fabricación de muebles de baño de su padre en el año 1997. En un principio para impregnarse de la compañía. No fue hasta 2004 que cogió las riendas de la sociedad como consejero delegado. Tras 30 años de gestión de su padre en la firma y haber consolidado el negocio, Raúl dio el empuje que les permitiría superar la madre de todas las crisis. Cambió el modelo comercial y de marketing y empezó a contratar nuevos equipos de venta. El segundo hito en la firma se produjo en 2008. En plena tormenta financiera, Royo Group creo la filial de Polonia, que les permite tener a un paso el gigantesco mercado alemán y centroeuropeo. Recientemente ha abierto su segunda fábrica en el país del Este con una inversión de siete millones de euros.
El tercer punto clave del éxito de la multinacional valenciana tuvo lugar en 2012. Se abrió el camino de América y empezó a producir en una fábrica en la capital de México. Esto le permite estar presentes a las puertas de EEUU y con toda Latinoamérica por delante. Antes, como explica el propio empresario, había sondeado todas las posibilidades de instalación, con viajes a Perú o Chile. Un master avanzado de economía global.
El cuarto hito que, además, le ha granjeado la admiración de clientes y competencia, es la creación del centro de innovación en Quart de Poblet donde trabajan 20 personas investigando y generando nuevos productos. «Nos ha dado una diferenciación con respecto al resto de fabricantes españoles y europeos en relación al producto y la posibilidad de ajustar el precio. Nos hemos hecho más productivos. Damos una propuesta de valor más rica», celebra Raúl Royo, que no se esconde de mostrar sus sorpresa por los beneficios que ha obtenido al invertir en I+D+i. «Hay que predicar con el ejemplo», afirma.
«Hemos demostrado que la innovación funciona. Pese a saber que es importante me ha sorprendido. Nos ha permitido ser diferentes a la competencia y un desarrollo de producto que los demás no pueden seguir. Y nos ha generado que los equipos multidisciplinares se coordinen y eso hace que te sorprendan todos los días», apunta. Para Raúl Royo, «la innovación no es sólo para sectores avanzados o grandes empresas. Somos un sector maduro y en crisis y nos ha funcionado. De hecho, es nuestro futuro». Y esta actitud no ha pasado desapercibida. El centro de innovación de Quart de Poblet ha recibido la visita de representantes de Ford y otras multinacionales.
Raúl persigue la mejora permanente. Lee sobre casos empresariales de éxito en todo el mundo y le encantan las biografías de personajes relevantes. «Me gusta e intento copiar un modelo como el de Ikea o Zara, donde la velocidad de lanzamiento de productos es muy fuerte y asequible por precios. Queremos generar tendencias a un coste ajustado y que pueda tener éxito», revela el directivo de la empresa con sede en Quart de Poblet que también fabrica para grandes distribuidoras. Royo Group cuenta con 550 empleados y el 80 % de su negocio ya lo produce fuera de España. Recibió el Premio Nacional de Innovación en 2012.
