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La vida también da oportunidades a las empresas

La vida también da oportunidades a las empresas

La vida de las empresas, como el de tantas personas, es un vaivén, sometida a los embates de penas y alegrías. También como tantos hombres y mujeres, muchas mercantiles logran levantarse con más fuerza tras haber caído al pozo. Algo así le sucedió a la empresa valenciana Unecol, especializada en la fabricación de adhesivos. En los años previos a la crisis sufrió un devastador incendio que la obligó a una serie de inversiones. El consiguiente endeudamiento y el estallido de la cruenta recesión, que golpeó de lleno a la construcción, su principal cliente, obligó a la firma a presentar a finales de 2008 un concurso de acreedores del que tardó menos de un año en salir. Desde entonces, la firma no ha cesado de crecer, tanto que en sus planes actuales figura su entrada comercial en el mercado de Estados Unidos. Con 53 trabajadores, el grupo alcanzó el año pasado una facturación de 10,6 millones de euros, con un incremento del 8,7 %. El 40 % de las ventas proceden del exterior, concretamente de los 40 países en los que está presente.

La química Unecol la fundó en 1970 Miguel García Montesinos bajo el nombre de Gymcol con el propósito de fabricar adhesivos para las industrias más boyantes en aquella época en Valencia, como el calzado o el mueble, para los que producía colas de contacto y colas blancas. A mediados de los ochenta el negocio —también el uso de papel pintado en las casas, que fue por entonces otro de los nichos de esta empresa— empieza a declinar y la compañía decide desarrollar una nueva línea estratégica: la fontanería, sobre todo adhesivos para tubería PVC (las bajantes de todas las viviendas) pero también productos auxiliares como desatascadores, lubricantes o decapantes, tal como explicó a este diario la directora de marketing, Eva Gago.

García Montesinos murió a mediados de aquella década y sus siete hijos, con el mayor, Miguel, a la cabeza, heredaron el negocio. Aunque inicialmente vendieron la mayoría de las acciones a un grupo inglés, la familia aprovechó la crisis de 1993 para recomprar los títulos. Con ellos al frente, la compañía desarrolló otras divisiones —ferretería y bricolaje— y dio un impulso decisivo a la internacionalización de la empresa. Unecol —la nueva denominación es de julio pasado— dio sus primeros pasos fuera de España en Brasil, donde abrió su primera planta con el cambio de siglo, si bien fue vendida para ayudar a superar el concurso de acreedores. En 2006 tocó el turno de China, donde dispone desde entonces de una fábrica de adhesivos 100 % propiedad del grupo.

En estos años, la firma ha ido diversificando su negocio. Así, en sus nuevas instalaciones hay espacio para la logística, singularmente para el almacenado de material peligroso, un servicio que, según Gago, «nos dimos cuenta de que no existía en Valencia». Asimismo, crearon una división —Supertite—que vende sus productos en tiendas de un euro. La directora de marketing explica que la compañía siempre ha tenido un especial cuidado con la innovación. Uno de sus frutos es la fabricación de cianoacrilato —el conocido superglú— que produce en China y formula en Valencia. Es la única de España. Ya ven, es cierto que la vida siempre da oportunidades.

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