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El nuevo tomate valenciano resistirá el cambio climático

El CSIC y la Universitat Politècnica de València participan en un proyecto financiado por la Unión Europea con 5,6 millones para la mejora de la calidad y resistencia de la hortaliza ante la subida de las temperaturas

­Cuenta el investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas Antonio Granell que las plantas de tomates, en estos tiempos con frecuentes noches tropicales durante la primavera y el verano „con temperaturas mínimas nocturnas de 25 grados„ corren el riesgo de dar apenas fruto o bien obtener rendimientos mínimos en las superficies de cultivo. ¿Qué hacer? Este centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València participa en el proyecto europeo TomGEM y comenzó su andadura a principios de marzo. El grupo de investigación en Genómica y Biotecnología de Plantas del IBMCP, que dirige Granell, se encargará de investigar cuáles son los genes que permiten al tomate resistir en zonas con altas temperaturas.

Las frutas y las verduras son componentes esenciales de una dieta sana y forman parte de nuestra comida diaria. Por ejemplo, frutas como el tomate, la naranja o las cerezas constituyen una importante fuente de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Sin embargo, frente a la rápida evolución de unas condiciones climáticas cada vez más extremas, debemos diseñar nuevas estrategias destinadas a mantener el rendimiento de los cultivos de frutas y verduras producidos en unas condiciones ambientales sin precedentes.

Uno de los objetivos más importantes para un agricultor es seleccionar aquellas variedades con una mejor aptitud a condiciones adversas y, así, limitar el impacto ambiental en la producción agrícola y la calidad mediante la optimización de los genotipos y las prácticas de horticultura. El proyecto TomGEM pretende diseñar nuevas estrategias para mantener el alto rendimiento en los cultivos de frutas y verduras producidos en condiciones de temperatura extremas, empleando el tomate como fruto de referencia.

Ayudas de Bruselas

Financiado por la Unión Europea (UE) con un presupuesto total de 5,6 millones de euros para los próximos 4 años, TomGEM tendrá en cuenta todos los procesos de desarrollo que contribuyen a producir enfoques multidisciplinares para investigar el impacto de las altas temperaturas en estos cultivos. «La producción de los cultivos de fruta viene determinada por la interacción de factores genéticos y ambientales, así como por las prácticas de gestión hortícolas. Una mejor comprensión de estos factores nos debería permitir desarrollar estrategias para el manejo de las interacciones entre ellos y, por lo tanto, ofrecer soluciones para afrontar el reto de incrementar la calidad y la productividad de los cultivos ante el calentamiento global», explica el profesor Mondher Bouzayen del Institut National Polytechnique de Toulouse y coordinador del proyecto TomGEM.

Granell destaca que «nuestro grupo de investigación del IBMCP planea analizar una gran colección de germoplasma procedente de regiones cálidas donde algunas especies de tomate consiguen sobrevivir, para así identificar nuevas fuentes de tolerancia a las altas temperaturas. Emplearemos técnicas de genómica y genética „agrega„ para estudiar qué componentes permiten producir frutos en condiciones de alta temperatura y, específicamente, cómo podemos producir polen viable, uno de los principales problemas a la hora de cultivar en condiciones extremas». Para ello, espera identificar los genes implicados en este proceso y, eventualmente, utilizarlos para aumentar la tolerancia al calor.

«Entre las ventajas de trabajar con la planta del tomate contamos con la disponibilidad de grandes recursos genéticos de variedades de tomate, tanto silvestres como empleadas para el consumo, que están adaptadas para crecer en condiciones de sequía y temperaturas extremas, el amplio conocimiento que poseemos acerca de la genética y los mecanismos moleculares de respuesta al estrés del tomate», apunta Granell. Además, destaca la disponibilidad de un genoma de referencia, así como una gran comunidad científica de grupos de investigación que trabajan con esta planta.

Una veintena de instituciones

El consorcio de investigación del proyecto TomGEM está formado por 18 instituciones asociadas de Europa, Argentina y Taiwán. Los otros socios españoles son la Fundación Cajamar y Enza Zaden España S.L. Entre todos se ocuparán de extraer una amplia selección de recursos genéticos para identificar los genotipos que presenten una mayor resistencia ante condiciones de estrés térmico, y de descubrir genes que controlan el proceso de floración, fertilidad del polen y maduración de frutos.

El proyecto diseñará estrategias para introducir genes en un único genotipo de tomate que pueda emplearse para el cultivo. Sin embargo, las condiciones de producción de alto rendimiento y las altas temperaturas pueden afectar a la calidad del tomate, por lo que TomGEM contempla el problema de la calidad de la fruta, con el fin de desarrollar estrategias innovadoras de gestión de los cultivos que permitan a los productores desarrollar variedades de consumo que garanticen la calidad del producto en condiciones de alta productividad, con estrés térmico y en un amplio abanico de condiciones geográficas.

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