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El perfil | Jaime Caruana

El jefe del banco de los bancos centrales

El presidente del Banco de Pagos Internacionales ha pasado por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco de España, del que fue gobernador

El jefe del banco de los bancos centrales

Jaime Caruana es, probablemente, el valenciano, junto a Ignacio Villalonga, que mayor poder ha tenido „en su caso, tiene„ en el mundo financiero. El actual presidente del Banco de Pagos Internacionales, una organización conocida como el banco de los bancos centrales, ha sido una de las siete personas que ha regido los destinos del Banco de España desde que el país recuperó la democracia. La suya fue una etapa relativamente plácida al frente del supervisor. Coincidió con los años de máximo esplendor de la economía española, es decir, aquellos en los que se forjó el boom inmobiliario-financiero que descuajaringó las cuadernas del país con el estallido de la crisis mundial. Por tanto, ahí también está su penitencia, porque son muchos los dedos que lo acusan de no haber previsto la recesión ni haber hecho nada por pinchar la burbuja. Más o menos lo mismo que se ha dicho de su padrino político Rodrigo Rato.

Jaime Caruana Lacorte nació en Valencia un 14 de marzo de 1952 en una familia con raigambre militar. De hecho, tres de los hermanos de su padre fueron generales, incluido Luis, gobernador militar de Valencia cuando el 23 de febrero de 1981 el teniente general Jaime Milans del Bosch sacó los tanques a la calle en el inicio del golpe de Estado. Afectado de problemas auditivos, Jaime Caruana no pudo seguir los pasos de sus hermanos, así que se dedicó al estudio, concretamente, a las humanidades: fue catedrático e historiador. Su hijo mayor, seguramente por carácter y convicción, discurrió por la misma senda. Quienes le conocen aseguran que «es serio, muy académico y estudioso» y con una vida que gira en torno a su trabajo.

Aunque su trayectoria está vinculada a las finanzas y la macroeconomía, su paso por la universidad lo inició licenciándose en 1974 como ingeniero en Telecomunicaciones. Al principio trabajó en el departamento internacional de Telefónica, pero parece que pronto vio que su destino estaba en otro lado. Se interesó por la Economía y en tres años se sacó la carrera. De ahí le viene la fama de «cerebrín» que ha cultivado en todos los organismos donde ha estado y en los cargos públicos que ha ejercido.

Que han sido unos cuantos desde que en 1979 fue nombrado subdelegado de Comercio en Alicante y, luego, jefe de servicio de Exportaciones Agrarias en el Ministerio de Comercio en los años de la UCD. En 1982, ingresó en el Instituto Español de Comercio Exterior. Entre 1984 y 1987 estuvo como agregado comercial en la oficina española en Nueva York. En ese último año, regresó al país y encaminó sus pasos hacia el mundo en el que luego acabaría triunfando al entrar en la sociedad de valores Renta 4. Allí permaneció durante casi una década hasta que se produjo el triunfo del Partido Popular en las elecciones generales.

Es 1996 y entonces inicia su trayectoria más pública. Rodrigo Rato, el nuevo y todopoderoso vicepresidente económico del Gobierno, es un político que trata de rodearse de técnicos de alto nivel y elevados conocimientos que palien sus carencias. Uno de ellos es el valenciano Caruana, quien fue nombrado director general del Tesoro y Política Financiera, un cargo que lleva emparejado ser miembro de la comisión ejecutiva del Banco de España. Durante los tres años en que tuvo que lidiar con las necesidades financieras del Estado fue también representante de España en el Comité Monetario de la Unión Europea. Fueron los años previos a la exitosa introducción del euro. En mayo del 99 es nombrado director general de Supervisión del Banco de España y trece meses más tarde Rato lo designa sucesor de Luis Ángel Rojo como gobernador de la institución.

Cuando terminó su mandato de seis años en 2006, los analistas valoraron positivamente su etapa al considerar que había fortalecido el sistema financiero español. La percepción, sin embargo, empezó a cambiar apenas un año más tarde, cuando estalló el escándalo de las hipotecas subprime que dio inicio a la Gran Recesión.

En los primeros tiempos de crisis, el Banco de España fue tomado como modelo en otros países que de inmediato se vieron en la obligación de reestructurar su banca por la política anticíclica de obligar a las entidades financieras a hacer provisiones. No obstante, el agravamiento de la situación económica acabó por llevarse por delante a buena parte del sistema financiero español, con las cajas de ahorros casi en su totalidad. Entonces se alzaron las voces, como la de los inspectores del Banco de España, que criticaron que Caruana no supo atajar durante los años de bonanza la excesiva vinculación de los bancos con el sector inmobiliario ni reconducir los evidentes problemas de gobierno corporativo „la excesiva politización„ que tenían las cajas. Él siempre se ha defendido, al menos en privado, en que fue el introductor de las provisiones genéricas, es decir, que sin ellas el cataclismo habría sido peor.

Dos meses después de dejar la entidad, Rato volvió a llamarle. El político estaba desde 2004 al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y fichó a Caruana como director del departamento de Mercados Monetarios y de Capital. Se mantuvo en el cargo pese a la estampida que su padrino protagonizó en junio de 2007 y en noviembre de 2008 fue nombrado para el cargo que ahora ocupa en el Banco de Pagos Internacionales, para el que fue reelegido en 2013. Aunque la etapa de Rato „y, parcialmente, la suya„ fue criticada en 2011 por el propio FMI por sus errores a la hora de alertar sobre la inminente crisis mundial, Caruana se había ganado un prestigio internacional en los años al frente del Banco de España como presidente del Comité de Supervisión de Basilea, encargado de redactar el acuerdo conocido Basilea II, que estaleció un nuevo marco contable para la banca internacional.

Casado con una extremeña „Teresa„, es padre de tres hijas, dos de ellas ya casadas: la una en Madrid y la otra en l´Empordà gerundenses. Quienes lo conocen aseguran que tiene pocos hobbys fuera del trabajo, los estudios y la lectura. Destacan, como excepción, la fotografía. Vive en Basilea, donde está la sede del Banco de Pagos Internacionales, pero visita con frecuencia su ciudad natal, donde vive su hermana Fátima y donde también lo hacía, hasta su fallecimiento el año pasado, su madre. Es completamente inusual verle en actos públicos por Valencia, seguramente por su discreción y su aversión a la vida social, un ámbito en el que tiende a formar parte de ese grupo de personas a los que las demás ven como aburridos.

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