La burgalesa Mercedes Gutiérrez participó el pasado lunes en Valencia en el XXV Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, donde detalló la política de sostenibilidad de la multinacional sueca Ikea.
¿Qué proyectos tiene Ikea? ¿Tiene en mente abrir un nuevo centro en Valencia?
El proyecto que tenemos en la Comunitat Valenciana es abrir en Alicante. Aparte de eso, en lo que estamos es en el plan multicanal para abrir nuevos formatos de venta, más allá de las tiendas. El objetivo que buscamos es que el 80 % de la población tenga a menos de una hora una tienda Ikea y que el 100 % tenga acceso a los productos, cosa que hoy por hoy no ocurre.
¿Por qué Ikea ha tenido y tiene tantos problemas para abrir en la Comunitat Valenciana? Primero fue Valencia, con los comerciantes, y ahora Alicante.
Se me escapa esa cuestión porque llevo los temas de sostenibilidad, pero lo que hemos logrado es que muchos valencianos que compraban fuera de la autonomía en Ikea e iban a Madrid o Murcia ahora compren en Valencia. Además, funciona estupendamente. En cuanto sea posible, abriremos en Alicante.
¿Qué le parecen los vaivenes en la política de horarios comerciales del Consell y el hecho de que Ikea Alfafar no pueda abrir en festivos?
En política de horarios, buscamos siempre lo que el cliente nos demanda. Siempre que tenga necesidad de comprar, le damos esa opción. No puedo entrar a valorar la posición de la Generalitat, pero nosotros siempre estaremos abiertos a cualquier opción que facilite las compras de los clientes, como otros horarios u otros canales de venta, como el ecommerce.
¿Es rentable para Ikea la venta en domingos?
En Madrid funciona muy bien.
¿Qué hace Ikea por la sostenibilidad?
Trabajamos en tres ejes. Uno tiene que ver con que los hogares sean más sostenibles. Por otra parte, hacemos que el negocio nuestro sea más sostenible tanto en recursos como en energía. Y la tercera es cómo crear mejor vida para las personas, donde entran los empleados nuestros y los de los proveedores. En todo lo que tiene que ver con el hogar, lo que estamos buscando es que cualquier ciudadano pueda ahorrar energía, producirla, reducir el consumo de agua, reutilizarla en su casa, producir menos residuos...Para que se haga una idea, el año pasado vendimos en España 54 millones de euros en esos productos, que dan ese beneficio directo al consumidor en el bolsillo. El crecimiento ha sido de un 12 % y va a más. Hay un dilema sobre si el consumidor español es más o menos sostenible. Lo es siempre que no sea más caro para el bolsillo.
¿Y la sostenibilidad del negocio que citaba en segundo lugar?
Queremos ser independientes energéticamente. Ya tenemos 25.000 placas solares en las tiendas. Somos independientes en un 19 % y nuestro objetivo sería contribuir al máximo a la estrategia del grupo de llegar al 100 %. Ikea ha abierto un fondo para invertir 600 millones en energía renovable. Nos gustaría que España pillara un trocito de esos millones, pero hay una inseguridad jurídica muy alta en las renovables. Tenemos confianza de que algo pase tras estas elecciones y lleguemos a un punto positivo en el futuro energético.
¿Y los trabajadores?
Buscamos el mejor lugar para trabajar. Tenemos encuestas internas que dicen que el 89 % de los empleados recomendaría trabajar en Ikea.
¿Por qué?
Es lo que llamamos el salario emocional. No solo incluye el salario y todos los beneficios sociales que tenemos, sino también el ambiente de trabajo. A nivel de proveedores, el objetivo es que el 100 % esté certificado con el código de conducta que se aplica a los proveedores de todo el mundo. Hace dos años tuvimos que echar a un proveedor español por incumplimiento de cuestiones laborales: cómo se pagan las horas extras, cuántas se hacen, temas de igualdad, de diversidad o de medioambiente.
¿Qué les exigen?
Cuando está en el concurso final para ser proveedor de Ikea, se le hace una preauditoría para ver en qué punto está el código de conducta. Antes de firmar el contrato tienen que resolver los nueve principios mínimos, que son: no al trabajo infantil, no al trabajo forzoso, temas de medioambiente por contaminación... Si no cumples, no firmas. Si lo haces, cada dos años se hace una auditoría. En las que no hay conformidad, si no se resuelve en el plazo de noventa días, rompemos con el proveedor. En los últimos seis años hemos echado del grupo Ikea a 121 proveedores. Solo uno era de España.
¿Qué futuro ve a las tiendas ahora que se orientan también hacia el «ecommerce»? ¿La banca ya anuncia que en un tiempo desaparecerá la mayoría de oficinas?
Las tiendas van a seguir siendo el templo de la inspiración. La gente necesita tocar. Hay ejemplos de casos al revés, como Amazon, que ha puesto tiendas físicas. Al final, las tiendas en el futuro serán más un centro de experiencia y la compra la terminarás online, que es más cómodo. Pero para nosotros sigue siendo un punto principal.
¿Qué percepción tiene sobre el consumo? ¿Se percibe más alegría en el gasto de las familias?
Sigue habiendo un porcentaje de la población que no puede permitirse renovar su hogar, pero cada vez hay más confianza en el consumidor. Ikea cerró el año pasado con un crecimiento de las ventas del 10 %. Todo el sector de la distribución está volviendo a crecer y eso significa generar más empleo y abrir más puntos de venta. Hay un tirón del consumo. Este año creceremos respecto al año pasado, Somos optimistas. Creemos que este es un crecimiento sostenible en el tiempo
Se habla de burbuja en la gran distribución por la expansión de muchas compañías. ¿Qué opina?
No sé. Nosotros somos conscientes de lo nuestro. Hemos visto durante la crisis que hay mucha gente que ha confiado en Ikea para cambiar sus muebles y vemos que sigue apostando por nosotros. Nuestras ventas son sostenidas en el tiempo. Creo que hay mercado.
