Recuerden que amenacé con volver para hablar sobre fiscalidad de planes de pensiones y para ello me ayudará mi amigo Pepe Español, 45 años, casado, un hijo y sueldo anual de 40.000 euros.
Fiscalidad en la entrada: las aportaciones que Pepe realiza a su plan de pensiones suponen una reducción de su base imponible del IRPF. Pepe puede aportar anualmente la menor de entre dos cantidades: 8.000 euros o el 30 % de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas. ¿Cuál es el efecto fiscal de dichas aportaciones? Después de picos, palas y azadones, Pepe aporta 4.000 euros por año a su plan, lo que le supone un ahorro fiscal en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de 1.278 euros por año, que totalizará tras 22 años, 28.116 euros. Adicionalmente, dichas aportaciones le supondrán acumular en su plan unos 149.000 euros llegados los 67 años (suponiendo una rentabilidad del 3,84% por año, rentabilidad media de los planes de pensiones durante los últimos 20 años según Inverco).
Jubilación
Fiscalidad en la salida: ¡Pepe se jubila! y espera cobrar una pensión de 1.750 euros al mes que complementará durante los próximos 22 años con 840 euros mensuales provenientes de su plan de pensiones. Pero aquí entran en juego tres conceptos que nadie le comentó: el complemento mensual de su plan tiene la consideración de rendimientos del trabajo a incluir en el IRPF. Por tanto, ese ahorro fiscal que creía tener cada año es más bien un diferimiento fiscal, ya que lo que no pagó antes en impuestos lo va a pagar ahora. Pero como el IRPF es un impuesto progresivo, cuanto más gana, mas paga, los 840 €/mes le suponen a Pepe un mayor coste fiscal en su IRPF de 2.912 €/año. Por tanto, pagará 64.064 euros en impuestos tras 22 años.
Impuestos
¿Y entonces? A Pepe no le salen las cuentas. Se ahorró en impuestos 28.116 euros por su plan, pero rescatarlo le costará en impuestos 64.064 euros. Querido «Papa Estado», los Pepes del país necesitamos un cambio radical y a mejor en el tratamiento fiscal de los planes de pensiones, ya que del futuro de nuestras pensiones, mejor no hablemos.
