Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión | Planteamientos

La productividad, una necesidad

En España la productividad no ha crecido al mismo nivel que en otros países desarrollados; y cómo mejorarla es algo que debe preocupar a todo empresario, pero sobre todo a aquellos con una cierta capacidad limitada de actuación

En España la productividad no ha crecido al mismo nivel que en otros países desarrollados; y cómo mejorarla es algo que debe preocupar a todo empresario, pero sobre todo a aquellos con una cierta capacidad limitada de actuación. Quizás lo primero a tener en cuenta es diferenciar lo que es eficacia de lo que es eficiencia, pues a menudo se confunden y no se priorizan. La eficacia consiste en hacer las cosas adecuadas, mientras que eficiencia consiste en hacer las cosas de la mejor manera posible. De hecho la productividad podemos entenderla como la utilización eficaz y eficiente de todos los recursos, no sólo los del trabajo.

Sin embargo la clave de esta combinación es que si bien, el orden de los factores no altera el producto, en este caso concreto sí. Y las empresas antes de decidir cómo hacer mejor las cosas (más rápidas, mejor y sin fallos) deberían definir de forma clara y estructurada cuales son las prioridades para llegar a los objetivos marcados. Ósea que para lograr que la empresa funcione de manera productiva es primordial que se trabaje primero en la eficacia antes de comenzar a interesarnos por la eficiencia.

Diferentes estudios realizados indican que las principales causas del menor índice de productividad son: la escasa planificación, la insuficiente calidad de la gestión operativa y la poca supervisión de los trabajos que se realizan, la ineficiencia de la comunicación interna, el poco grado de compromiso de los trabajadores con sus empresas o la inadecuada mano de obra.

Una parte importante de la solución a las causas citadas pasa por el factor humano, en primer lugar por el liderazgo en la empresa, que actualmente requiere un mayor nivel de preparación y conocimientos que en épocas anteriores; naturalmente la definición de la estrategia a desarrollar por la empresa, la planificación, priorización y distribución de tareas, la fijación de los objetivos a conseguir con sus correspondientes plazos; y de forma fundamental conseguir la colaboración de los equipos de trabajo y las personas que los componen, para que tengan una actitud proclive a la misma, que facilite la comunicación y el intercambio de ideas y conocimientos de forma constructiva.

Es decir no se trata como anteriormente se decía de solo de controlar y supervisar, sino que implica activismo dinámico, actitud colaborativa, creatividad que estimule, participación, compromiso y facilitar las herramientas necesarias para que nuestros empleados puedan desarrollar sus tareas con total tranquilidad y confianza.

No debemos olvidar la necesidad de recompensar a los empleados que hayan aportado una mayor dedicación y esfuerzo, y no solo de forma económica, sino con reconocimiento, promoción o mejorando su formación; esto supondrá un estímulo para desarrollar mejor sus tareas en el futuro.

En resumen, la productividad es un factor determinante de la competitividad, y en la mejora de la competitividad está la clave para la consolidación y crecimiento de las empresas a nivel nacional e internacional.

Compartir el artículo

stats