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El Caribe también se 'fabrica' en Moixent

Entre los clientes de la firma valenciana Skyline Design se encuentran las principales cadenas hoteleras del mundo, como Melià, Hyatt, Barceló, Hilton, Westin y Marriott. Perales Iborra

Las cosas tienen en muchas ocasiones orígenes sorprendentes. Tomando el sol junto a la piscina en el caribeño Chic Hotel de la República Dominicana, por ejemplo, parece difícil imaginar, si la modorra de no hacer nada le conduce a uno por semejante vericueto mental, que la tumbona que tan bien nos acoge está fabricada a miles de kilómetros, en un lugar montañoso y alejado del mar. Pero es así. Concretamente, en Moixent. Allí tiene su sede Skyline Design, una empresa especializada en la producción y comercialización de mueble para exteriores que ha logrado vender sus productos a las principales cadenas hoteleras internacionales.

Apenas dos décadas contemplan el nacimiento y despegue de esta firma surgida bajo el liderazgo de Emilio Revert. Era director comercial de una empresa valenciana de mueble de rattan. Se dedicaba a la importación, pero al mismo tiempo participaba en el capital de las empresas de Indonesia que producían el mobiliario, según cuenta el gerente de Skyline, Javier Moltó. Fueron sus socios asiáticos los que le «ofrecieron seguir trabajando con ellos a través de una empresa propia». Así nació en torno a 1995 Joenfa (Jodidos en Familia), a la que se incorporaron a varios antiguos compañeros de faena, entre ellos Moltó. La actividad la inician en la Font de la Figuera como importadores de muebles de bambú como sillas, camas y sofás. Los productos, claro, venían de Indonesia y las ventas se consumaban en España pero también en otros países. Según cuenta Moltó, los años siguientes, en especial los de la bonanza económica, la empresa se dedicó, año tras año, a ampliar sus líneas y productos. Incorporó el mueble de madera tropical, el diseño y nuevos artículos de decoración exterior, como las sombrillas.

La crisis provocó una ralentización lógica en una empresa de este sector tan relacionado con el inmobiliario, pero «Emilio Revert tuvo buen ojo en los años previos, la vio venir, nos decía a los comerciales que aseguráramos las operaciones y gracias a eso también hemos sobrevivido», asegura Moltó. Unos años antes, en 2001, la firma matriz, ya con un catálogo «demasiado amplio», optó por dividirse en varias marcas. Así nacieron Contradictions, especializada «en mueble de alto nivel, clásico, rococó, con muchas curvas y espejos», y Skyline, dedicada al mueble exterior, primero en rattan y madera y luego también en aluminio y fibra sintética. La llegada de la recesión comportó un nuevo cambio estratégico en la línea de la compañía. Fue entonces cuando «nos especializamos en los grandes proyectos hoteleros, sin dejar de lado al cliente habitual del día a día», tal como explica Moltó. Así, la compañía creó una división específica de contract, es decir, de suministro de mobiliario para hoteles, en ocasiones como único proveedor de todos los productos y en otras en colaboración con otros fabricantes. Fruto de esta dinámica, Skyline ha amueblado de forma integral siete hoteles y ha participado solo con mueble de exterior en más de cien.

La firma valenciana tiene entre sus clientes a las más renombradas cadenas hoteleras internacionales, entre ellas Melià, Hilton, Hyatt, Barceló, Marriott y Westin. Como muestra de sus proyectos, en este 2016 participará en el Palazzo Versace de Dubai, en el Marina Beach de Valencia y el Kempinski Hotel de Dubai. Anteriormente, ha decorado el Café Vinograd de la localidad rusa de Sochi o el citado Chic Hotel dominicano, por citar algunos. En la actualidad trabaja en proyectos hoteleros en Jamaica y Punta Cana y tiene presupuestados otros para Costa Rica, Antigua, Dubai, Catar, Tenerife y, de nuevo, la República Dominicana. Hace un año, la firma se decidió por ser fabricante y abrió en Moixent, con una inversión cercana a los tres millones, un planta de producción en una superficie de 16.000 metros cuadrados. Allí, sus 65 trabajadores fabrican productos de la marca Voolcan, con una facturación en el primer ejercicio de diez millones. La colaboración indonesia sigue igual.

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