El mundo del cooperativismo, al menos en el sector del vino, ha estado durante años en entredicho. Se trata de un modelo de gestión que tuvo gran auge en la primera mitad del siglo XX, cuando la competitividad en el sector vitivinícola era menor y la globalización se planteaba casi como una quimera. Las cooperativas reunían las cosechas de cientos de agricultores que se convertían así en dueños de su destino, decidiendo que tipo de vino producir y en que condiciones comercializarlo.
El exceso de oferta, el descenso del consumo y la competencia de grandes y medianas bodegas privadas se encargaron de tornar el sueño en pesadilla, y a muchos viticultores comenzaron a no salirles las cuentas. Los costes de producción crecían, pero las rentas de sus cosechas iban a la deriva. Corrían los años noventa, y el modelo de gestión de las cooperativas necesitaba cambios que no llegaban, salvo en contados casos como el de Coviñas, una cooperativa de segundo grado fundada en Requena en 1965 que agrupa a cerca de 3.000 agricultores repartidos en 10 cooperativas ubicadas en el área de influencia de la DOP Utiel-Requena „Viticultores de Requena, Cooperativa Agrícola Niño Jesús de Barrio Arroyo, San Isidro de Campo Arcís, Viticultores de la Vega de Roma, La Unión de La Portera, El Progreso de San Antonio, Nuestra Señora del Carmen de Las Monjas, San Roque de Villargordo del Cabriel, Albosa de Los Isidros y Cooperativa La Encarnación de Nuestra Señora de Los Duques„.
Tras desarrollar un ambicioso plan estratégico durante los últimos cinco años, Coviñas ha logrado darle la vuelta a la situación, y sus socios comienzan a liquidar sus cosechas a precios por encima de la media de la zona, una situación que se repite en los dos últimos años. Antes de poner en marcha el plan, cada una de las 10 cooperativas se ocupaban por su cuenta de la comercialización de sus vinos, llegando a generar situaciones de competencia directa entre los propios socios de Coviñas. Cinco años después, el grupo ya gestiona de manera conjunta las cosechas del 70% de sus socios y se trabaja para que esta campaña se llegue al 90%.
Esa posición de fuerza en el mercado „un único interlocutor gestiona alrededor de 25 millones de litros de vino„ unida al compromiso de los propios agricultores „cada vez más concienciados en anteponer la calidad a la cantidad en sus cosecha de uva„, la buena gestión de los técnicos „mejorando sensiblemente la calidad de sus vinos„ y una decidida apuesta por la internacionalización han permitido a Coviñas cerrar las liquidaciones de vino a sus cooperativas asociadas por encima de la media „en tintos se ha pagado en la zona de media a 2,52 euros/hectogrado„, superando en muchos casos el 20% de incremento.
Logicamente, esa mejora en el precio pagado por el vino tiene reflejo directo en los agricultores „al fin y al cabo los propietarios de las cooperativas„ que han constatado como se liquida el precio de sus uvas en mejores condiciones que a otros viticultores de la comarca.
Hace unas semanas Coviñas celebró su asamblea anual, en la que presentó a sus socios los datos del último ejercicio, que constatan la consolidación del proyecto tras cinco años desarrollando un plan estratégico basado en tres pilares: convertir a Coviñas en motor socio-económico de la zona, mejorar las rentas de los viticultores asociados y participar en la defensa del territorio vinícola de la DOP Utiel-Requena.
Las cifras siguen dando la razón al equipo directivo. En el ejercicio 2014/2015 la entidad facturó algo más de 16 millones de euros (sumando las transacciones de vino embotellado y a granel). El destino de los vinos sigue siendo eminentemente la exportación (en la actualidad representa cerca del 80% del volumen de negocio de Coviñas), aunque esta última campaña se ha constatado una mejora en el mercado nacional, donde ha crecido significativamente la demanda.
En cuanto al vino embotellado, la cooperativa vuelve a superar la cifra de los once millones de envases, consolidándose como el principal productor de vino embotellado en la DOP Utiel-Requena.
Más allá de la mejora en las ventas, Coviñas continúa afrontando diversas inversiones para optimizar sus recursos. En este último ejercicio la compañía ha destinado casi un millón de euros a la ampliación de instalaciones, mejora de maquinaria e investigación.
