A todos nos cuesta tomar decisiones que no son fáciles. Sobre todo cuando son las primeras veces que las tomamos. Y principalmente con las primeras decisiones que nos marcan de verdad. La más duras.

Echar a un socio fundador de tu empresa, sacar a alguien de tu equipo inicial, fichar a alguien con un salario más alto de la media, decirle no a un inversor o pivotar por completo el negocio por el que llevas meses y meses apostando.

Al fin y al cabo, tomar nuestras propias decisiones es la principal razón que nos hace emprendedores y que nos diferencia del resto de la sociedad menos inquieta. Sin embargo, entramos en bloqueo con nuestras primeras decisiones más críticas, las que dan nombre a nuestro cargo. ¿Cuáles son las razones que nos hacen tan difícil tomar este tipo de decisiones?

La implicación que tenemos con nuestros socios, trabajadores, inversores, clientes. Es una implicación que va más allá de los cuadernos, los ordenadores o el orden del día de una reunión. Es una implicación con alto componente emocional, ellos confiaron en ti, te apoyaron en los momentos más difíciles. Y toca gestionar las emociones que produce confrontar con ellos: frustración, ira, tristeza?

Otra razón importante: la falta de asertividad. Gestionar con agresividad un conflicto es relativamente fácil en el momento; aunque las consecuencias después no sean las mejores. Y no gestionarlo o ser pasivo con situaciones que realmente te generan un perjuicio (a ti o a tu empresa) es también sencillo. Pero ninguna de estas dos opciones tiene buen resultado. Ser asertivo es el punto medio que te ayuda a defender tus intereses (y los de tu empresa a la que representas) sin intención de herir a los demás, con un feedback directo a la par que constructivo.

Para mi una de las decisiones más difíciles y críticas de los últimos tiempos hace referencia a los cambios de roles. En particular, el cambio de rol de colega a manager. Es muy típico que al principio de una startup seas amigo de cada miembro de tu equipo. Es lo normal, lo que hace factible que hayas llegado hasta aquí. Arrancar una empresa es difícil y requiere de vínculos especialmente fuertes, de esfuerzos que van más allá de los normales, de sacrificios personales y sentimentales. Eso genera relaciones emocionales y de confianza que un día habrá que cortar. Estoy seguro de que muchos de los grandes changemakers de las últimas décadas dentro y fuera de nuestro país han tenido estos problemas en sus inicios: Steve Jobs, Amancio Ortega, Juan Roig, Elon Musk? Pero hay que cortar, porque si quieres promover el cambio, hay que tomar incluso las decisiones más duras.

Llegará un momento en el que tu equipo se tome cañas sin ti. Y en el que no todo lo que opines, pienses, decidas, vaya a agradar a todo el mundo. En el que sepas que te acaban de poner a parir a tu espalda. Llegará el momento de las decisiones difíciles, que son las más importantes. Así que pilla fuerzas y tómalas, que con el tiempo verás que no eran tan importantes!