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El análisis

El tráfico de cruceros, la gran cuenta pendiente

Tras el hundimiento de 2014 y 2015, el Puerto se ha autoimpuesto recuperar el pulso con un plan que pasa por llegar en 2020 a los 600.000 cruceristas, 40 navieras fidelizadas y una nueva terminal en funcionamiento

Junto con la mejora de los accesos ferroviarios, el hundimiento del tráfico de cruceristas que ha vivido el Puerto de Valencia en los dos últimos años se ha convertido en la gran preocupación del presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Aurelio Martínez. Las alarmas saltaron definitivamente a principios de este año, cuando en enero el número de crucerista volvió a tocar fondo.

Los datos son contundentes. Valencia disfrutó de su último gran año en 2013, cuando se produjeron 223 escalas en Valencia con cerca de medio millón de pasajeros. Ese año se superó incluso a Málaga, puerta de entrada a Andalucía. Fue la culminación de una actividad que en 2000 apenas traía a diez mil turistas a Valencia.

En 2014, sin embargo, se prudujo un hundimiento del 20%, y el pasado ejercicio aún se cayó un 0,4% más. Las previsiones para este año permiten retomar la esperanza. Se va a invertir la tendencia, con seis escalas más (180 en total) y casi 402.000 cruceristas (40.000 más).

¿Qué ha ocurrido en un ámbito en que Valencia se hizo un hueco, tratando de tú a tú a sus competidores directos? Paradójicamente, la crisis ha sido responsable tanto de la avalancha como de la fuga de cruceros, en un fenómeno más estatal que valenciano. Entre 2010 y 13 el crucero se convirtió en un refugio del turismo, una alternativa a los largos viajes que obligan a pernoctar. Las navieras lo vieron claro y reventaron los precios. Pero la crisis se prolongó, cayó la demanda y con ella la rentabilidad para las navieras, que comenzaron a mirar a Asia.

Fue una caída generalizada en España y especialmente dura en Valencia. Otros como Málaga invirtieron en instalaciones y consiguieron mantener el mercado americano al conservar su ruta aérea con Delta Airlines, que abandonó este territorio. Cádiz y Málaga superan hoy a Valencia, que está muy lejos de Barcelona y sus 2,5 millones de cruceristas; así como de los puertos de Baleares, Las Palmas o Tenerife.

Obviamente, junto a las causas coyunturales, la ciudad y el Puerto asumen la existencia de problemas estructurales, como la falta de conexión con la ciudad y la escasa apuesta de las navieras por Valencia como puerto de salida. El análisis DAFO de la Autoridad Portuaria es inapelable: «Valencia es básicamente un puerto de tránsito. Solo dos navieras realizarán habitualmente embarque y desembarque de pasajeros durante este año, representando el 20% del total de operaciones».

En estos momentos operan una treintena de navieras. En todos estos años han navegado y navegan gigantes como MSC Cruceros, que fue la primera en operar en la ciudad; Iberocruceros; Aida; Crystal; Seabourn Yatchs; Hapag-Lloyd; Holland America; P&O Cruise Line; Peter Deilmann; Sea Cloud, Thomson Cruise,...

De hecho, no todo son malas noticias. Para este año se ha recuperado a Royal Caribbean con nueve escalas en Valencia; también regresa Cunar con las emblemáticas Queen Victoria y Queen Elisabeth. Costa Cruceros aumenta sus escalas y Viking Cruises también incrementa la operativa.

Pero los retos son mayúsculos. Primero, mejorar la operativa de embarque. Hoy solo el 20% de las operaciones son de embarque/desembarque, porcentaje que se quiere elevar al 35% para 2020. Es el viajero más rentable. Gasta más que el crucerista de escala, que apenas pasa unas horas en la ciudad. Solo el 37% pasaje en tránsito para a comer en algún establecimiento; ese porcentaje sube al 61% en caso de turismo del que llega a Valencia para embarcar, con la posibilidad además de hacer noche.

Otro aspecto clave: mejorar unas instalaciones que hoy resultan desangeladas para el viajero y tiene problemas de conexión con la ciudad.

Mejores instalaciones y bajar los costes

La APV se plantea un doble reto. Por un lado, dar más uso a los muelles de cruceros de la ampliación norte. Este año apenas se atenderán allí 38 escalas de las 180 previstas. Solo escala regularmente el MSC Preziosa, por su longitud de eslora. Hace falta promoción, algo en lo que ya están metidos la APV y la Fundación Turismo Valencia. Y para fidelizar más navieras la APV asume que no hay otra que minimizar el impacto que tienen sobre los costes de escala las tasas y tarifas portuarias. En los últimos años, el sector mira hasta el último euro. Pullmantur ha trasladado su operativa de Valencia a Alicante, merced a la política de bonificaciones más agresiva de esta.

El segundo reto: la nueva terminal para cruceros, que la APV quiere tener en marcha en 2018, con una primera fase en la que ya podrían atenderse dos buques en escala simultánea. El Puerto está dispuesto a asumir una inversión inicial de ocho millones.

Esta es la hoja de ruta para «consolidar nuestra ciudad como punto de referencia para los cruceros» que se plantea Aurelio Martínez. Para 2020 se quiere dar un salto: elevar el tráfico un 48%, de 400.000 a 600.000 cruceristas, con 250 escalas y 40 navieras.

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