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Tralla

El Brexit desde mis vísceras

Los concursos públicos los carga el diablo». Ese fue el comentario que un alto cargo del IVAM me hizo tras revelar que el director había creado una plaza a medida para la comunicación del museo de arte moderno de Valencia. La fuente ironizaba con que abrir el melón a toda la sociedad para parecer más transparente entrañaba el riesgo de que la prensa se percatara del paripé. Como pasó. «¡Que la hubiera nombrado asesora!», le recriminaba.

Con esa sensación me quedé el viernes tras levantarme con la portada de The Sun en la cara: «See EU later», titulaba el rotativo del multimillonario australiano, Rupert Murdoch. Los británicos, contra todo pronóstico, contra los augurios de las bolsas y pese a la campaña, entre otros, de todo el Foreign Office y hasta de Barack Obama, votaron por su desconexión de la Unión Europea. «Los referéndums los carga el diablo», me diría mi fuente en el IVAM.

He de reconocer que ver al tridente albino, Boris Johnson, Nigel Farage y Donald Trump celebrando la autoexpulsión de Gran Bretaña de la unión me cabreó. «Ojalá se hundan en la miseria estos británicos arrogantes y clasistas», me dije. Y enseguida empecé a buscar malos augurios contra UK de los grandes indicadores e instituciones globales para tranquilizarme. Ya se sabe, mal de muchos... La libra esterlina cayó el viernes un 9 %, a niveles de 2009, y los expertos esperan una recesión que puede impactar brutalmente en el empleo. El Banco de Inglaterra se prepara para la catástrofe con 300.000 millones. Respiré.

Desde 1973 Gran Bretaña no dejó de poner palos en las ruedas de la integración y no perdió ocasión para sacar tajada. Los británicos aportan a la UE en porcentaje menos que el resto (el conocido como cheque británico), no entraron en el euro y están fuera del espacio de libre circulación de Schengen y de las políticas de justicia e interior.

Tal vez habría que haber amenazado con expulsar a los clubes británicos de la Champions League. Nadie lo pensó, pero esos casi cuatro punt0s de diferencia posiblemente hubieran dado un vuelco. Así son ellos.

Pero eso que me piden las vísceras me lo frena el cerebro. La razón llama a aclarar cuanto antes la nueva relación entre la Unión Europea y Reino Unido. Lo sugiere el presidente de la patronal hotelera de Benidorm, Toni Mayor, quien ya ha llamado a iniciar el cierre de acuerdos bilaterales. El primero sobre turismo, pero deberían ser muchos más. Desde acuerdos comerciales, pasando por laborales, hasta ententes sanitarias para seguir atrayendo el turismo sanitario. Eso sí, pagado con libras esterlinas.

Los dirigentes europeos y británicos tendrán que poner «trellat» a este desaguisado y a esta afrenta, sobre todo en Bruselas. Angela Merkel y François Hollande se deberán dejar las vísceras en casa para reconducir la situación. Prometo hacerlo también.

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