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El perfil

La empresaria 'ironwoman' que surca los cielos

María José Martínez, en la sede de su empresa. Fernando Bustamante

Fue una de las primeras valencianas en conducir una moto de gran cilindrada. Es piloto de aviación deportiva y se está preparando para participar, este verano en Australia, en su noveno medio ironman, ese triatlón extremo que cansa solo con pensar que alguien va a disputarlo. María José Martínez es empresaria, sobre todo. Lo que resulta un misterio es cómo exprime el tiempo para desarrollar tanta actividad absorbente. «Pues a las seis de la mañana en pie, acto seguido, el primer entrenamiento, y luego a trabajar; al mediodía, segundo entrenamiento y después, de nuevo a la empresa; al final caigo rendida», asegura.

Su incursión en el mundo atlético seguramente explica su personalidad. Fue no hace ni tres años, en noviembre de 2013. Cenaba con su entonces pareja, aficionado al triatlón: «Me dijo que quería hacer un ironman y me apunté sin haberlo hecho nunca y sin estar entrenada». A ello dedicó su tiempo libre en los próximos siete meses. En el verano de 2014 corrió y nadó en Atlantic City, la ciudad estadounidense de Nueva Jersey. La magnitud de la hazaña queda ilustrada con los datos de esta prueba: un maratón, 3.800 metros nadando y 180 kilómetros en bici. El tiempo máximo para disputarla son 17 horas. Martínez, que ha corrido también en Gandia, Vichy (Francia) y Lanzarote, tiene una mejor marca de 13.30 horas. El año que viene participará en su quinta carrera de estas monstruosas características. Entre tanto, ha hecho ya ocho medio ironman 70.3, unas cifras que equivalen a la distancia en millas (113 kilómetros, la mitad de los 226 del ironman).

María José Martínez es copropietaria de una empresa -BeOptimus- que se dedica a la asesoría para optimización de gastos. Ha quedado claro que es valiente y lo demostró de nuevo cuando puso en marcha el nuevo proyecto ya comenzada la brutal crisis económica. Hasta llegar ahí, su vida fue bastante ajetreada. Nació en Valencia en 1977 casi por casualidad. Su madre es de la tierra, pero su padre, canario. La familia vivía en Las Palmas, donde el padre regentaba „y sigue al pie del cañón con 84 años„ una empresa de importación de patatas que distribuye en aquellas islas. Su nacimiento coincidió con una visita de su madre a Valencia. Poco después, sin embargo, los padres se separaron y ella y su hermano se vinieron a vivir a la capital autonómica con su progenitora.

Edelweiss, Hermes y el instituto de Abastos fueron el escenario de su educación preuniversitaria. De pequeña soñaba con ser piloto de avión, pero ya de mayor, tal vez por «inspiración», encaminó sus pasos por la senda familiar, dado que también su madre era empresaria, en su caso del sector de la peluquería, la belleza y los cosméticos. Obtuvo una licenciatura en Empresariales por la Universitat de València, hizo un Erasmus en Londres y de regreso a la terreta empezó a trabajar en los departamentos financieros y contables de varias empresas, entre ellas Rottafarm. Tras obtener la licenciatura en Administración y Dirección de Empresas, logra empleo como directora financiera en tres pymes.

Así, llega, profesionalmente hablando, a 2005, cuando crea su propia mercantil. La primera. «Tenía ganas de un proyecto personal», afirma. Constituyó una firma dedicada a la asesoría financiera a particulares y empresas mediante planes personalizados para «buscar los instrumentos más adecuados» a la hora de lograr el dinero. La mercantil trabajaba con un pool bancario, pero «cuando estalló la crisis me quedé sin proveedores [es decir, los bancos] y solo con los clientes». Llegó entonces el «momento de renovarse o morir» y Martínez, que se define como acuario y, por tanto, «soñadora, ilusionista, visionaria, tirada para adelante», decide «dar un cambio de rumbo a la empresa y la convierto en una asesoría para optimizar gastos». Es entonces cuando nace BeOptimus. La filosofía de origen está muy acorde con aquellos años de crisis financiera en que los bancos cerraron el grifo del dinero casi de golpe: «Si las entidades financieras no dan dinero, vamos a ver la forma en que las empresas lo consiguen mediante la reducción de costes». Y a eso se dedica la compañía: a asesorar a otras firmas en los modos en que pueden ahorrar en gastos.

Soltera y sin hijos, María José Martínez, no sin grandes esfuerzos, ha logrado compaginar la vida de empresaria con los impulsos de carácter que le vienen de la infancia: «Desde pequeña siempre he tenido mucha autonomía y me ha gustado la adrenalina, la velocidad, el aire libre y todo lo que está relacionado con ello». Empezó esta andadura en paralelo a los 18 años con una Honda 600 que pocas mujeres conducían a mediados de los noventa. «La policía me paraba constantemente por la sorpresa de ver a una chica con una moto así», recuerda ahora y confiesa que no le importaría tener acceso a un Ferrari de competición. Antes de llegar a los triatlones extremos, practicaba otros deportes, como el snowboard o la hípica.

Hace cinco años, logró consumar un sueño de la infancia y se sacó el carné de piloto de aviación deportiva, lo que la capacita para conducir ultraligeros y avionetas para dos personas. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, en compañía de un amigo, alquiló uno de estos aparatos en el aeródromo de Requena y sobrevoló la zona quemada en las inmediaciones de Carcaixent. Tanta actividad no le deja espacio para otros hobbys, aunque asegura que le gusta la lectura... relacionada con su trabajo. Aún así, dice que dispone de tiempo suficiente para las amistades, la familia y la representación empresarial, aunque es habitual, añade, que los párpados tiendan a cerrársele por el cansancio en alguna reunión. Eso sí, el entrenamiento del día siguiente es sagrado.

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