Hoy todas las empresas quieren desarrollar una cultura intraemprendedora en sus organizaciones que les permita ganar velocidad en la innovación de los modelos de negocio y explorar nuevas oportunidades de mercado.

Pero la innovación en la empresa tiene ese componente humano trascendental. Es un proceso consciente que supone tomar decisiones y adoptar posiciones de riesgo como la elección del mercado, la oferta de productos y servicios, la estrategia de crecimiento o «el cómo se hacen las cosas». En cuanto innovar es ahí donde las personas son el motor de la mejora y los cambios. Por eso es clave el compromiso de la Dirección dotando de recursos y no plantear la innovación como un hecho aislado, sino como un proceso continuo que abarca a toda la organización y su apertura al entorno.

Supone introducir una cultura estimuladora del intraemprendimiento que propicie la apertura a las mejoras, al cambio, a la adaptación al cliente, al mercado, orientada a resultados, al trabajo en equipo, que permita la iniciativa a todos los niveles, gestionando la comunicación y la información hacia todas las personas.

Como se puede apreciar, avanzar hacia una Cultura de la Innovación intraemprendedora requiere múltiples exigencias y ruptura de paradigmas para lo cual es imprescindible la intencionalidad (no va a surgir naturalmente) su estructuración en la implementación y una actitud proactiva, orientada a resultados y al cambio.

Este es el motivo por el que cada vez más empresas nos solicitan el desarrollo de aceleradoras corporativas para atraer emprendedores hacia sus sectores de actividad y poder acercar equipos que estimulen y convivan con otros internos de la empresa para la generación de sinergias y se impregne la organización de nuevas formas y esquemas de trabajo. La innovación siempre suele ser cosa de equipo. Dependiendo del tipo de empresa, los grupos responsables de la innovación lo componen personas con dedicación puntual a estos proyectos para marcar líneas de trabajo y dinamizar los equipos de innovación dentro de la organización.

Estos equipos deben de ser interdisciplinares, formados «ad hoc» y procedentes de áreas distintas de la empresa, han de estar bien integrados en los procesos de negocio de la empresa. Por ello, es muy importante la selección de las personas responsables de los equipos de innovación, su apertura y capacidad para propiciar el cambio, su capacidad para trabajar en equipo, impregnarse de los modelos de startups, del uso de las tecnologías, la multiculturalidad para trabajar de forma eficiente con personas muy diferentes y recursos escasos, personas creativas, con actitud positiva y con orientación al cliente.

La puesta en marcha de este tipo de actuaciones exige un compromiso de la Dirección a nivel de gestión y recursos con la innovación abierta. Hoy, además de es una garantía para desarrollar una mayor velocidad de cambio interno para afrontar culturalmente la rápida evolución de mercado.