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Opinión | Tralla

Y Montero sigue ahí

El cuento más breve de la literatura, escrito por el guatemalteco Augusto Monterroso dice así: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí».

Y Montero sigue ahí

El cuento más breve de la literatura, escrito por el guatemalteco Augusto Monterroso dice así: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí».

No sé por qué me acuerdo ahora de ese relato. En cualquier caso, los empresarios valencianos han recibido con cierto alborozo la dimisión forzada del presidente de la patronal de Castelló, José Roca. No es para menos. Después de tres décadas en el cargo, su legado no es precisamente para hacer fiestas a su alrededor, aunque la patronal autonómica Cierval, tras la reunión de su junta directiva del martes, ponderara en un comunicado a Roca como un «trabajador incansable y honesto». Presidió la Sociedad de Garantía Recíproca hasta que llegó al borde de la quiebra. Se va de la CEC casi en la misma situación: muy cerca del concurso de acreedores con una deuda de 1,5 millones y procesada por un presunto fraude de 1,8 millones en los cursos de formación.

Lo que nadie se explica es cómo el secretario general de la patronal castellonense, Rafael Montero, no cogió el mismo camino que Roca, a quien ha acompañado durante su larguísimo mandato. Montero, quien tiene contratados en la organización a un hijo y a un socio suyo y de su mujer en su despacho de abogados, es señalado unánimemente como el gran factótum de la CEC. Pertenece a esa vieja generación de secretarios generales, que, como Luis Espinosa en la valenciana CEV, mandaban más que el presidente y todo el comité ejecutivo juntos. Como máximo directivo, es responsable de la contabilidad de la organización, tan próxima a la quiebra que sus dirigentes se plantean dejarla caer y crear otra nueva. Por si esto fuera poco, un juez de Nules le investigaba por irregularidades en la gestión de cursos de formación. Aún así es como si no fuera con él. El viernes, sin embargo, el mismo juez le ha procesado por supuestos delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social y de falsedad documental. Veremos si ha sacado alguna conclusión por su cuenta durante este fin de semana o si los patronos castellonenses que, por si no lo saben, son los auténticos dueños de la CEC, se atreven a darle el empujón que todo el mundo reclama en privado y, la verdad, nadie explicita en público.

Y es que lo que resulta incluso más inaudito que el empecinamiento de Montero en seguir comandando la patronal es la dejación de responsabilidades del empresariado castellonense, que hasta la fecha no ha hecho nada contundente para evitar la debacle de la organización que los representa y que, al parecer, tanto defienden cuando se trata de refundar Cierval a costa de unas provinciales moribundas. Nada nuevo. Basta echar una mirada al sur para comprobar cómo sus homólogos alicantinos tampoco han querido hacer nada „y, entre patronos, eso implica poner dinero, que se les supone„ para evitar la más que probable liquidación de la Coepa.

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