La procrastinación se ha convertido en una palabra de moda, cuya posible definición sería «el hábito de aplazar tareas que deben atenderse a favor de otras irrelevantes o más agradables», y proviene de dos vocablos latinos pro, traducido como para, y cras que podríamos traducir como «mañana o futuro». Este tema se plantea tanto en la vida personal como en la profesional, pero la importancia o trascendencia puede ser muy diferente. Esto llevado a un límite mayor nos llevaría a vocablos como los de holgazanear o vaguear, usados cuando una persona no atiende a sus obligaciones.

Todos, en el fondo, tenemos un cierto grado de procrastinación, ya que como seres humanos a veces nos podemos plantear retrasar una tarea u objetivo que no nos apetece hacer en ese momento. Antes se decía «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy», algo que con las nuevas tentaciones que han traído internet y las tecnologías más recientes, ha hecho que se nos planteen más posibles distracciones.

La procrastinación en el mundo empresarial es una realidad, de hecho se dice que es el enemigo invisible de las empresas, ya que viene a ser un ladrón del tiempo, y el tiempo en las empresas es dinero. Aunque debemos reconocer que son muchas las empresas que procrastinan, ya que no afrontan su situación, dejan de tomar decisiones, no desarrollan las tareas necesarias, las desplazan para el futuro o esquivan su cumplimiento; y esto con el tiempo supondrá su desaparición.

Las consecuencias de postergar tareas son siempre negativas: generan retrasos, reducen la productividad, crean mala imagen, producen conflictos con otras personas, enrarecen el ambiente de trabajo? Y todo esto en el caso de los emprendedores es muchísimo más grave.

Consejos posibles:

Para reducir nuestro nivel de procrastinación serían: las tareas de muy corta duración (2 minutos) no las planifiques, hazlas; evita distracciones, como son actualmente el móvil, los correos y el acceso a internet, desconéctalos cuando vayas a realizar un trabajo complicado; divide el trabajo en tareas pequeñas y concretas, pues un trabajo grande o complejo nos puede resultar desalentador; utiliza una lista de tareas cortas que te hará focalizar su importancia; plantéate rutinas, ya que las tareas repetitivas acaban haciéndose sin apenas esfuerzos; aprende a decir no, ya que a veces aceptamos compromisos que no debemos; toma decisiones, por no clarificar el contenido de un trabajo lo retrasamos, si lo analizamos lo podremos planificar; en tareas que nos resistimos a abordar, demos un primer paso de 5 minutos y dejémosla, nos permitirá ir asumiéndola y planificar su ejecución. Y no olvidemos premiarnos cuando hayamos conseguido una meta importante o los objetivos del día, ya que esto nos servirá de motivación futura.

Debemos de evitar la procrastinación, ya que es un mal hábito que además nos genera la sensación de culpa, remordimiento, ansiedad, estrés, una mala reputación? afectándonos a nuestro estado emocional, y lo que es más importante nos condiciona nuestra situación a nivel particular y a nivel laboral.