Con apenas 31 años, María Dolores Parra eleva de categoría la máxima de «joven aunque sobradamente preparada». Además de dominar el inglés, francés y entender el árabe, se ha formado en administración de empresas, en la Escuela de Comercio de Pau (Francia) y se ha especializado en comercio internacional en el mundo árabe, estudiando el impacto de los tratados de libre comercio en el norte de África u Oriente o las barreras arancelarias en Egipto.
A su currículo se suman dos años en la banca, así como experiencia laboral en el sector agroalimentario francés y el sector químico auxiliar del azulejo en Castelló. Todo coronado con un año en la administración como concejal de Vila-real. La joven militante del Bloc, discípula como su conseller de la Economía del Bien Común, llega a una dirección general observada tras la destitución de su predecesora, implicada en un escándalo por ocultar intereses privados, y con el reto de reforzar las exportaciones cuando se avecinan tiempos turbulentos en el comercio internacional.
Llega a la conselleria tras la destitución de Mónica Cucarella.¿Cómo ve el listón moral del Consell?
Tenemos que dar ejemplo, venimos de la oposición criticando ciertas conductas y formas de hacer las cosas. Evidentemente el listón está alto y nos exigimos la misma respuesta que al resto. El caso de Mónica Cucarella está claro que era un tema personal y al final se tuvo que tomar una decisión. Si quizá se hubiera sacado de ese contexto, de querer exigirnos más, a lo mejor hubiera pasado sin más.
¿Qué objetivos trae?
Seguir la línea de la conselleria. Una de las cosas que más me gusta es que es esto es ciencia social aunque a veces se nos olvide. El hablar de la economía del bien común es una de las cosas que más me pueden gustar: en el mundo de la universidad empezamos hablando de maximizar beneficios y a veces se nos olvida esa parte. Por otro lado, quiero fomentar que las pequeñas empresas vean que exportar no es algo complicado, sino que necesitan información y alguien les pueda acompañar; ayudar a las que no tengan recursos; y a las que ya exportan ayudarles a seguir. Tenemos que apoyar la supervivencia en los mercados internacionales. No es solo iniciar, sino mantenerse, y abrirles nuevos mercados.
El Consell se encontró con la red exterior desmantelada. ¿Cómo va a conseguirlo?
En ese ámbito Mónica [Cucarella] hizo un buen trabajo. Apostó por reabrir la red exterior y actualmente contamos con 23 entre delegaciones y antenas por todo el mundo. Creo que se está trabajando bien en esa línea.
¿Le preocupa el parón del comercio mundial? Se da por descontado el efecto del veto ruso, pero tenemos a China levantando aranceles, problemas bancarios en Italia, tensión social en Francia, el Brexit, la amenaza aislacionista de Trump...
Evidentemente, cualquier efecto macroeconómico nos afecta, pero las empresas valencianas son muy competitivas y tenemos productos demandados por otros mercados y competimos en mejores condiciones que otros países. Veremos cómo desde la conselleria trabajamos por mejorar la competitividad. Y aunque se estanque el comercio mundial, que sean nuestros productos los que se vendan en el mercado exterior.
El Brexit aún no se refleja en los datos mensuales de exportación, pero es nuestro segundo cliente. ¿Qué prevé si la situación se complica?
Es un mercado tradicional. Creo que ellos tampoco van a querer restringir su comercio y van a negociar acuerdos bilaterales, con los países o directamente con la UE. Han estado en el mercado común y tienen una dependencia de los productos que vienen de Europa. Yo espero que cuando se pongan a negociar esos acuerdo estemos defendiendo los intereses de los productos valencianos.
¿Y cómo se consigue eso?
Haciendo presión en Europa con nuestros europarlamentarios.
Las exportaciones, esas cifras tan buenas, a veces parecen un espejismo por el tirón de Ford. En algunos sectores tradicionales se ve un parón.
La idea es trabajar un marco estratégico para detectar qué estamos haciendo y a dónde queremos ir. Una reflexión: el automóvil es uno de los puntales de la exportación. Las empresas exportan para mejorar ventas porque tu mercado no absorbe lo que produces. Ojalá todas pueden exportar como Ford.
¿Qué planes tiene para la captación de inversiones? Resulta desesperante ver Parc Sagunt o la ZAL vacíos.
El Valencia Investment Desk es el proyecto estrella, lo que engranará y coordinará esa captación de inversiones. Tenemos que decir que esto no puede ir solo de la mano de la administración pública. La mayoría de inversiones viene por recomendación de otras empresas, bufetes de abogados o contacto entre cámaras o países. Nosotros vamos a articular esto pero tiene que ir de la mano de cámaras, patronales, de Invest Spain. Lo que una empresa quiere cuando viene es que las ideas estén claras y se simplifique el proceso burocrático para instalarse. Es lo que vamos a hacer: que cuando capital privado venga se sienta atendido y acompañado.
¿Ya le ha pedido ayuda a patronales y cámaras?
He hablado ya con la Cámara y en unas semanas lo haré con los agentes implicados para comenzar a coordinarlo.
Usted ha estudiado el mundo árabe. La región del Golfo se está abriendo. ¿Ve margen de crecimiento en esa región?
La idea es consolidarnos en los mercados tradicionales y con lo que tenemos seguir intentado crecer para no perder la cuota. Es una de las principales preocupaciones: que venga alguien más competitivo que tú. Y luego analizar mercados emergentes como Oriente. Tienen margen sectores como las energías renovables o agricultura, ya que muchas veces son dependientes del trigo y maíz.
