Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El campo valenciano

La gran banca seduce al mundo agrario

Necesitados de hallar nuevos nichos de mercado tras la irrupción de la crisis, las mayores entidades financieras del país han vuelto su mirada hacia un sector, el primario, al que antes prestaban atención de forma prioritaria las rurales

Con la virulenta irrupción de la crisis, el modelo de crecimiento del sistema financiero, concentrado, sobre todo en el caso de las cajas de ahorros, en el sector inmobiliario, se quedó noqueado. A la par que se detenía la actividad económica, el negocio bancario entraba en vía muerta. Las entidades peleaban por un mercado cada vez más estrecho en el que un cliente solvente era un maná, aunque no fuera el más rico del barrio. En este contexto, estas empresas empezaron a dirigir su mirada hacia sectores que antes de la crisis no habían mimado. Primero fueron las pymes, luego el comercio y los autónomos y, por último, el sector primario, que hasta entonces había sido el terreno abonado de forma preferente por las cajas rurales y las cooperativas de crédito, especialmente en la Comunitat Valenciana. Así fue cómo la gran banca española potenció o creó unidades destinadas a captar negocio en la agricultura y el sector agroalimentario. ¿Qué consecuencias ha tenido esa mayor atención entre las personas que viven del campo? ¿Han visto los agricultores mejorado su acceso a la financiación en vista de la mayor competencia entre los bancos?

El secretario general de la Unió de Llauradors, Ramon Mampel, recuerda que nada más poner en marcha la nueva orientación comercial, con una antigüedad cercana al lustro, «todos los bancos nos visitaron para ofrecerse», es decir, para que la organización agraria ejerciera de prescriptor entre sus afiliados. El presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, añade que esas mismas entidades «han incentivado actos con las organizaciones agrarias para significarse». ¿Por qué ese interés?

Fuentes de una de las grandes entidades del país ahora volcada en este sector aseguran que el agricultor es un cliente «conservador y ahorrador, pero tanto que también tiene necesidad de conservar una hucha de dinero, motivo por el cual, aunque sean cantidades no muy elevadas, siempre busca financiación porque además los costes no son elevados». Es una opinión que no comparten los más directamente vinculados con el mundo agrario. Dice Aguado que, «si no es por pura necesidad, el agricultor no va al banco», Mampel añade que «huye de endeudarse y, si lo hace, es a corto plazo» y desde las cajas rurales apuntan que este colectivo «intenta invertir con sus ahorros», la persona física, y con los fondos propios cuando se trata de grandes empresas o cooperativas.

Sea como fuere, hay coincidencia en que se trata de un cliente «muy fiel, que es un perfil que gusta mucho a los bancos» y «muy cumplidor con los pagos», lo que aún gusta más. Aunque esa fidelidad es también uno de los motivos por los que entrar en ese mercado resulta muy difícil, sobre todo para los grandes bancos que no tienen oficinas en las zonas rurales. La ventaja ahí la tienen las cooperativas de crédito, cuya razón de ser es servir a este colectivo y que han mantenido sus redes. Desde este sector se apunta que algún gran banco está ya de retirada hacia otros negocios, aunque eso no implique que hayan suprimido el servicio agrario. «No es que lo dejen, es que es muy difícil penetrar en ese mercado», precisan otras fuentes financieras. A este respecto, el presidente de la Confededració de Cooperatives Agro-Alimentàries de la Comunitat Valenciana y de la Caixa Rural de L´Alcúdia, Cirilo Arnandis, recuerda que el sector al que representa ha estado tradicionalmente muy ligado a las rurales «y ahí se mantiene».

Estamos hablando de un negocio de relieve porque, además de haber sido „la agroalimentación„ una de las pocas actividades motoras durante la crisis y de encabezar el escalafón de exportaciones valencianas tras Ford, el agrario es un «sector muy subvencionado y asegurado, lo que deja mucho dinero al banco», según fuentes de un banco con gran presencia en la Comunitat Valenciana.

Las ayudas europeas incluidas en la PAC, que son un aval a la devolución del dinero, son uno de los productos más atractivos para la banca, al igual que los agroseguros o las tarjetas de gasóleo bonificado. Bankia, que acaba de firmar un acuerdo por 100 millones con el Banco Europeo de Inversiones para las pymes agrarias, no cobra comisiones a este colectivo si domicilia la PAC o los seguros sociales. Son vías para tratar de captar al cliente „el negocio de la entidad cofundada por Bancaja ha crecido un 30 % en crédito„ al igual que los servicios que está ofreciendo, por la mayor demanda, relacionados con el comercio exterior.

Las organizaciones del sector no tienen queja de este renovado interés. Arnandis afirma que han mejorado las condiciones para los agricultores, mientras que Aguado dice que la competencia «ha comportado que algunas operaciones sean ahora más ventajosas, siempre que el banco vea posibilidades de futuro en la inversión y exigiendo garantías muy por encima del riesgo que corren». Pese a todo, cree que la oferta, aunque «aceptable, es cara», con tipos que llegan al 4 %. En esto no coincide plenamente con Arnandis, quien asegura que la financiación para el sector es ahora «muy barata», en consonancia con un precio oficial del dinero rondando el cero por ciento. Pese a todo, el responsable de las cooperativas añade que la mayor competencia con la llegada de la gran banca no ha tenido influencia en la política comercial de las rurales, porque estas «ya tenían las pilas puestas; de hecho, las condiciones son homogéneas.

Compartir el artículo

stats