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5 lecciones desde 'tierra de nadie'

5 lecciones desde 'tierra de nadie'

Amuda Goueli tuvo una idea. Este nativo de Nubia, la región fronteriza entre Egipto y Sudán a la que se refiere como «tierra de nadie», montó hace quince años con su socio australiano Ian Webber la plataforma Destinia, una agencia de viajes virtual que puso en marcha el modelo de la reserva on line que iba a revolucionar el turismo del siglo XXI.

Sin embargo, el ingeniero industrial, especialista en diseño y programación y MBA, se sentía desafortunado hasta hace poco. Antes de ser todo lo que es hoy fue un niño que creció sin luz ni agua, que pasó la adolescencia en una zapatería donde lustraba zapatos ajenos mientras aprendía a regatear. También fue un joven que vivió en sus carnes la represión del régimen de Mubarak al ser encarcelado varios meses en su época universitaria. Tiempo después se 'vengaría' siendo uno de los cerebros informáticos que estuvo en la trinchera digital de la revolución de la plaza Tahrir (2011). «Hoy aplico aquellas lecciones en Destinia», cuenta con una sonrisa y ese poso de orgullo del self-made man.

Destinia factura 150 millones, vende en 34 países (incluidos mercados tan cerrados como Arabia o Irán) y prepara el salto a Brasil. «A la larga, he tenido suerte. La vida te fortalece. Fue como estar en guerra. Y cuando ya no lo estás, cualquier cosa no es problema, porque ya has sufrido antes. Si puedes vencer el miedo eres feliz, y si eres feliz tomas decisiones correctas». De todo eso ha sacado algunas lecciones que aconseja a los emprendedores en las charlas que realiza en Lanzadera y ahora comparte con El Mercantil Valenciano.

1. Enamórate de tu proyecto. Es lo fundamental, recomienda Amuda: «Tienes que tener una idea que te enamore porque eso es lo que te va a hacer aguantar». Habla desde la experiencia. «Yo estuve tres noches sin salir de la habitación, solo para ir al baño, a base de latas de atún, casi durmiendo sobre el teclado», confiesa respecto a los inicios de Destinia, en una buhardilla de Lavapiés. Hoy están en un edificio de oficinas de la Gran Vía madrileña. «El tiempo no existía, porque estaba enamorado».

2. Debe ser útil. Que tu proyecto sirva para algo. ¿Va a generar beneficios a los demás? ¿Lo van a utilizar? Son las preguntas que el cofundador de Destinia recomienda hacerse antes de convertir la idea en empresa: «Si no, mejor no hacerla». Para Goueli, la «innovación permanente» es una de las claves del éxito. En su caso, se siente libre para iniciar nuevos caminos gracias a su nula dependencia de fondos o créditos bancarios. Y reconoce: «Lo poco que acertamos siempre nos da rentabilidad a largo plazo. Hemos hecho muchas locuras».

Entre ellas el empresario egipcio-español cita la apuesta por el 'bitcoin', la moneda de internet que comenzaron a aceptar hace un par de años. Lo hicieron casi como un divertimento, un desafío para los programadores de la empresa. Y sonó la flauta. Sonó de hecho la filarmónica de Viena. «Hemos encontrado un nicho tremendo, un público que viene solo. Nos ha dado un beneficio tremendo», reconoce entre risas.

3. No te obsesiones con el inversor. «Muy importante. No pienses que vas a dar el golpe, que vas a montar algo y al día siguiente vas a vender y a estar en la playa. Es el principio del fracaso. Si haces tu trabajo bien, el inversor vendrá», recomienda este empresario sobre el proceso de puesta en marcha de una empresa. En su caso, arrancó sin financiación. «Un inversor me dijo un día: '¿Dónde estabas que no te conocía? Me hubiera forrado contigo'. Yo le dije: 'Yo tampoco te conocía porque no tenía tiempo para buscar financiación'».

«Es lo que le pasa a la mayoría: empieza a buscar financiación y se olvida del proyecto. Se enamora del financiero y no se acuerda de que está trabajando. Está condenado al fracaso tarde o temprano».

4. Cuida a tu socio. «Muchos proyectos han fracasado porque hay malentendidos entre los socios. Cuando llega la primera crisis, llegan los reproches. Hay que ser generoso con el socio. En Destinia somos dos y llevamos quince años juntos. Si le veo cansado le digo: 'Vete de vacaciones, relájate y luego vuelves'. Muchas empresas que empezaron conmigo no existen ya y eran grandes proyectos», reflexiona.

5. No te asustes con las crisis. Goueli alerta contra las crisis pero sobre todo contra la tentación de desistimiento. Si algo ha aprendido en la vida es a resistir: «Cualquier negocio que empieza normalmente tiene un pequeño decrecimiento, siempre llega una crisis, además es sano. Hay gente que no tiene mucha fe en lo que hace y tira la toalla y se busca un trabajo fijo. Pero tras pasar la crisis el crecimiento es espectacular, porque te hace ver las cosas de otro modo. Nos pasó dos veces y de las dos le hemos sacado rentabilidad», revela.

La primera fue con el crack de internet, en 2001. «Si no llega esta crisis no hubiéramos creado Destinia, seguiríamos con páginas de publicidad. Pero allí no había ingresos y nos inventamos la reserva on line». Su segunda crisis (y crecimiento) fue paradójicamente en 2008, cuando el mundo se hundió. «Nos quedamos solos en el edificio de oficinas de Gran Vía. Todos cerraron», ilustra.

Aquello fue una oportunidad. «Contratamos a los mejores ingenieros. Con tanta gente de desarrollo nos dieron un empujón fuerte». Llegaron a Arabia Saudí, a Dubai, empezaron a crear marca. «Ese año crecimos un 130%». Palabra de un hombre de éxito.

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