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La entrevista | Andrés García Reche

"Necesitamos que toda la base científica y tecnológica esté en pie de guerra"

El vicepresidente del Consejo Valenciano de la Innovación recibió el encargo del presidente Puig de poner en marcha la Agencia de la Innovación como base del cambio del modelo productivo

"Necesitamos que toda la base científica y tecnológica esté en pie de guerra"

El ex conseller de Industria Andrés García Reche, padre de los institutos tecnológicos y de la marca Mediterrània, lleva más de un año trabajando en el lanzamiento de la Agencia Valenciana de la Innovación, que es la punta de lanza del Consell para cambiar el sistema productivo. García Reche lamenta que el problema del sistema de innovación valenciano es la desconexión entre los productores de los avances científicos „universidades y CSIC„ y las empresas. El economista y profesor universitario está convencido de que la situación se puede revertir con incentivos que impulsen la incorporación de los avances tecnológicos a las empresas. García Reche confía en que la Agencia cuente con un presupuesto de 50 millones en los próximos años y apunta que ofrecerá financiación con la ayuda del IVF. El exconseller de Joan Lerma asegura que ha logrado un consenso con todas las partes implicadas y confía en la sensatez de todos los grupos políticos para que el proyecto salga adelante.

¿Cuándo estará activa la Agencia Valenciana de la Innovación?

Depende de la decisión política. Ahora está en las Corts por tanto lo que tarde en aprobar la ley y en nombrar al responsable. Mi previsión es que en noviembre o diciembre se apruebe y pueda entrar en funcionamiento en marzo o abril.

¿Va a estar usted al frente?

No lo sé. Eso está muy bien especificado. La propuesta es del presidente de la Generalitat y dos tercios de la Corts tienen que aprobarlo.

¿Lo ha hablado ya con el presidente?

No. Yo es que no hablo de esas cosas. Se supone que yo soy un candidato porque estoy en el Consejo de Innovación para diseñar la Agencia. Eso no significa que sea el candidato.

¿Por qué ha tardado más de un año en hacer el diagnóstico de la situación de partida?

Es muy fácil de explicar. La Agencia viene a resolver un problema de enorme calado. Esto no es un instrumento más de política de innovación. Esto es una decisión del Consell de buscar el instrumento capaz de coordinar todo nuestro sistema de innovación que está desarticulado: las universidades, los centros del CSIC, la red de institutos tecnológicos y el sistema productivo. Es necesario conectar a todos los que producen conocimiento con los que tienen que utilizarlo. El objetivo de la Agencia es aumentar el valor añadido de todo lo que producimos y generar nuevas actividades utilizando el conocimiento que hoy desaprovechamos. Es muy complejo porque para hacer eso necesitábamos el consenso de todos los agentes. Tienen que estar de acuerdo toda la red de universidades (que hacen la mayor parte del I+D), los centros del CSIC, toda la red de institutos tecnológicos, los sindicatos y el mundo empresarial. Eso ha requerido generar un proyecto en el que todos crean en el diagnóstico. Ese proceso de consenso argumentado requiere mucho tiempo. Muchas reuniones de trabajo. Cuando la Agencia se ponga en marcha no habrá que discutir nada más. Es verdad que puede dar la impresión de que se ha tardado mucho, pero ha sido un año y medio esencial.

¿Han logrado ese consenso?

Absolutamente. Acabamos de aprobar el informe de situación del sistema de innovación con total unanimidad. Todo eso va a ir a las Cortes y demostraremos que los problemas de nuestro sistema productivo tiene mucho que ver con el mal funcionamiento del sistema de innovación.

A la gente le queda un poco difuso lo que es la Agencia. Ya tienen el diagnóstico, que es una desconexión entre el potencial de las universidades y las empresas.

¿Qué medidas concretas puede tomar ahora la Agencia?

Hay diferentes tipos de programas para movilizar el conocimiento que ahora no está disponible. El primero tiene que ver con el propio funcionamiento del sistema ¿Dónde están los cuellos de botella? ¿Por qué no llega el conocimiento de las universidades a las empresas? Necesitamos una serie de incentivos que provoquen que las empresas y las universidades empiecen a hablar en serio. Además, tenemos el problema de que las universidades y los centros del CISC tampoco se hablan mucho entre sí. Los institutos tecnológicos y las empresas tampoco están muy relacionados. Vamos a diseñar incentivos de apoyo a la cooperación y a crear la figura del agente de la innovación para que conecte a las empresas con los investigadores.

¿Cómo está esa relación entre la investigación científica y las empresas?

En la Comunitat Valenciana hay 953 grupos de investigación „entre las universidades, CSIC e institutos tecnológicos„ que se dedican a diferentes materias como nanotecnología, biomedicina o ingeniería química. En biomedicina hay 278 grupos y deberíamos ser líderes en industrias de la salud. Sin embargo, no es así. El único sector aprovechado es el agroalimentario. Pero en otros muchos sectores no ocurre. Tenemos un enorme potencial de conocimiento, que se queda dentro de las murallas de los que investigan. España está muy bien en producción científica porque la mayoría de los incentivos han ido a los profesores y como su carrera y sus ingresos depende de eso han reaccionado muy bien. Si divides las publicaciones por el número de patentes ves que necesitamos 290 artículos científicos para generar una. En Alemania la proporción es de 24 artículos por cada patente, en Corea 27 y en Francia 39. Esto quiere decir que nuestra ciencia no sale de los muros. No llega a la actividad productiva.

¿Por qué pasa esto? ¿por qué las empresas miran a otro lado?

Porque no hablan el mismo lenguaje. No se entienden y no hay incentivos para que lo hagan. La gran ventaja de tener una enorme base científica es que puedes avisar al tejido productivo de lo que viene. Aquí se trata de ver cómo produciremos la alimentación del futuro y cómo la distribuiremos. Necesitamos que toda la base científica y tecnológica esté siempre en pie de guerra. Necesitamos activarla y conectarla a las empresas. Hacer ver a las empresas que hay mucho margen de crecimiento en valor añadido. Los instrumentos que vamos a utilizar son incentivos para que esa conexión funcione. Por ejemplo, las compras de la Administración pública incentivarán la innovación.

¿Cuáles son los sectores de futuro?

Los sectores de futuro son los de toda la vida.

Sí, váyase a Ontinyent y verá todas las fábricas textiles cerradas. ¿Qué futuro tienen?

El textil va modificándose con el tiempo. En Arteixo el textil no está en crisis. En Inditex hay miles de trabajadores. Esos es textil. Nuestro problema es que hemos pasado quince años sin hacer nada. Dedicándonos a construir casas. Quiero subrayar una cosa. Construir casas es muy importante para la innovación, pero aquí no hemos sabido aprovecharlo. Si aquí hubiéramos aprovechado la burbuja inmobiliaria, que es lo peor que te puede pasar, para que la construcción „que es una actividad tradicional nuestra„incorporara innovación ahora las empresas estarían por el mundo vendiendo casas de otra manera diferente. Si te dedicas a la economía del ladrillo, pues evidentemente no vamos a ningún sitio. Sin embargo, si te dedicas a la actividad constructiva siguendo parámetros de sostenibilidad tienes grandes posibilidades de innovar. Nuestras grandes cadenas de distribución alimentaria han tenido éxito porque han introducido innovaciones organizativas muy parecidas a las de Inditex. No han distribuido alimentos solo, lo han hecho de manera muy innovadora.

Pero siendo realistas, ¿cuáles serán en el futuro los motores de la Comunitat Valenciana?

Van a ser la alimentación, la construcción, la salud y los textiles.

En las reuniones que han mantenido, ¿han detectado que los empresarios han aprendido de los errores que cometieron antes de que llegara la crisis?

Sí, claramente. Los buenos empresarios se han mantenido. Aquellos que apostaron por la innovación y se centraron en su negocio siguen existiendo y han sobrevivido. Aquellos que optaron por otras alternativas más fáciles para ganar dinero, desaparecieron. En 2005 teníamos 3.000 empresas innovadoras y ahora tenemos 1.600. Es cierto que ha habido un desvío a actividades cortoplacista. Teníamos una política económica ausente, que no entendió que la globalización y la economía del conocimiento ya había llegado a finales de los noventa. Ahora tenemos que recuperar el terreno lo más rápidamente posible. Los valencianos tenemos que asumir que produzcamos tomates, casas o salud, estamos en la economía del conocimiento. Y esos sectores son parte del conocimiento. Silicon Valley se basa en el conocimiento de las nuevas tecnologías. Eso no quiere decir que nosotros no tengamos tecnología del conocimiento que desarrollar. La economía del conocimiento quiere decir que en cualquier actividad tú incorporas conocimiento para hacerla competitiva. No quiere decir que sea de sectores de base tecnológica. En un tomate sometido a ciertas variaciones hay mucho conocimiento.

Hablando de Silicon Valley, ¿debe la Administración apoyar iniciativas como la Marina?

No necesitan ayuda. Nosotros no vamos por la estrategia de Silicon Valley. Nosotros tenemos nuestro propio sistema productivo que tiene un marco de conocimiento en términos de innovación muy elevado. Eso es un Silicon Valley, que tú diseñes cuál va a ser la alimentación del futuro o decidas cómo van a ser las casas del futuro.

¿Ese Silicon Valley está en las universidades?

Está latente en el sistema de innovación y en las empresas que están liderando el proceso. Tenemos que ayudar a que toda la cadena de valor que está entorno a las empresas lideres se extienda.

Antes hablábamos del textil que se ha hundido por la competencia del bajo coste. ¿Cómo deben competir las exportaciones valencianas?

Una cosa son las exportaciones y otra la internacionalización. Las empresas textiles que han crecido son las internacionalizadas. Las empresas que a finales de los noventa entendieron la globalización y que no iban a poder hacer frente a los chinos. Inditex ha triunfado por la innovación organizativa. Es un error pensar que el éxito de Inditex se debe a que vende camisetas.

Está hablando de Inditex, pero en Elx está el caso de éxito de las gafas Hawkers.

Sí. Bueno Inditex también produce los zapatos en Elx. La primera empresa de calzado en pares es una empresa ligada a Inditex. Cuando tú tienes un sistema productivo como Inditex, cualquier cosa que metas en la máquina funciona. Es la logística de Inditex lo que importa. El problema es que la maquinaria la creó Inditex, no nosotros. Alternativas que iniciamos en los noventa desde el Impiva para crear un sector de textiles técnicos han tardado casi quince años. Hoy ya hay empresas de textiles técnicos. Aquí estamos para diseñar nosotros mismos el futuro de nuestros propios sectores. Eso solo se hace desde la innovación.

Usted fue el impulsor de los institutos tecnológicos, ¿cómo va a colaborar la Agencia con los institutos?

Son una pieza clave del proceso porque está a pie de fábrica. Ellos conectan con la empresa directamente. Viven de eso. Eso fue la clave del éxito del Impiva. Esos institutos necesitan aportes de conocimiento de otra parte. El 46,91 % de la I+D de la Comunitat Valenciana sale de las universidades y el 40, 82 % de las empresas. El peso del I+D lo tienen las universidades. ¿Dónde lo llevan? Nosotros queremos hacer que las empresas innoven a través de la compra pública innovadora. En caso contrario, no les compraremos.

¿Me puede poner ejemplos concretos?

Compras para hospitales o incluso la construcción de un colegio. Estamos haciendo la lista y hay muchas cosas que sí se pueden licitar desde la Administración para incentivar la innovación. Esto ya lo hacen las empresas privadas líderes. Cuando Ford se reúne con sus proveedores les pide innovación. Ford lanza retos. Ocurre lo mismo con Mercadona o Consum.

¿Qué otros incentivos va a haber?

Programas de financiación a las universidades de proyectos que puedan ser transferibles a las empresas. Un ejemplo concreto, un grupo de investigación de biotecnología desarrolla un proyecto y les hace falta financiación para desarrollar un prototipo. Nosotros contactaremos con las empresas para ver si tiene sentido y en caso positivo facilitaremos la financiación para el prototipo. Nuestro papel es que cuando haya un freno se pueda desbloquear.

¿Qué plantilla va a tener?

La propuesta inicial es de 25 personas en el primer año. Previsiblemente empezamos a funcionar en marzo o abril con un presupuesto de treinta millones en el primer año. Lo ideal es llegar a cincuenta millones en los próximos años. En mi opinión, si hay éxito no creo que haya problemas en el futuro.

Ha comentado que tienen el consenso de todos los implicados en la innovación ¿y los políticos?

Hemos mantenido conversaciones con todos los portavoces de los grupos y lo ven claro. Ahora veremos qué pasa en la tramitación parlamentaria. Yo creo que hay una buena voluntad.

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