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Opinión | Tribuna

Cuarenta años de Unió

Ayer mismo estuvimos celebrando nuestro acto central conmemorativo del 40 aniversario de nuestra organización agraria en el Hogar Parroquial de Bonrepòs i Mirambell

Ayer mismo estuvimos celebrando nuestro acto central conmemorativo del 40 aniversario de nuestra organización agraria en el Hogar Parroquial de Bonrepòs i Mirambell, precisamente el mismo lugar donde un 12 de noviembre de 1976 se constituyó la Unió de Llauradors i Ramaders. Tras las protestas de agricultores y cooperativas todos a una en la Alameda de Valencia surgió la necesidad de crear un sindicato agrario que representara aire fresco respecto a la Cámara Oficial Sindical Agraria.

Cuando nació la Unió, y con las circunstancias de la época, se decía que era la voz de aquellos que no tenían aún voz. Afortunadamente, ahora, en el presente, ya tenemos voz y para el futuro puedo asegurar que tenemos cuerda para rato.

Podemos decir que somos, sin ningún complejo ni vergüenza, la única organización agraria implantada en todo el territorio, la que ha ayudado a vertebrar el campo valenciano y la que mejor ha defendido y defiende los intereses de los agricultores y ganaderos valencianos. Estas cuatro décadas han estado para las mujeres y los hombres de la Unió plenas de emociones, de sentimientos, recuerdos, de muchas luchas sindicales y reivindicaciones, de amistades y, también porque no, de enfrentamientos, de diálogo e interlocución. En definitiva, múltiples historias en este largo recorrido y valores fomentados en la dignidad.

La historia de La Unión, la de antes y la de ahora, queda escrita por esa gente, por su dedicación y su trabajo, por la presentación de propuestas a las diferentes Administraciones para mejorar la renta de nuestro campo. La historia está llena de conquistas y de aciertos, también de frustraciones y decepciones, pero pienso que después de más de 40 años de historia, nuestra organización continúa siendo un instrumento básico de progreso social, de dignificación y de consolidación de un sector como el agrario.

Permítame que este artículo se lo dedique a ellos, a todas estas mujeres y hombres a los que me gustaría rendir un homenaje personal, sincero y cariñoso por tantos años de lucha; muchas veces callada, silenciosa, respetuosa y en otras ocasiones en la calle chillando fuerte y alto para defender su producto, su territorio y la dignidad que todos y todas tienen para ser lo que son, agricultores y ganaderos. Si hay una palabra que ha marcado nuestra historia esa es futuro. Es importante no olvidar el pasado, pero sin mirar adelante es difícil encarar todos los retos que se nos vienen encima. El campo valenciano tiene futuro. Sólo pedimos a aquellos que nos gobiernan, sean del partido que sean y de la institución de la que procedan, más sensibilidad y ayuda porque somos un sector estratégico. Queremos realidades y no palabras. No nos vale que nos digan que somos necesarios si las palabras no se transforman en hechos.

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