La izquierda alternativa europea, los comunistas y los ecologistas se han desgañitado y han bombardeado el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés, Transatlantic Trade and Investment Partnership). Este presunto pacto entre las élites de EE UU y la Unión Europea encarnaba todos los males de la globalización y el capitalismo salvaje. Su aprobación iba a convertir a los europeos en una colonia más del malvado imperio estadounidense y a llenar el Viejo Continente de productos con etiqueta yanki.
Pues finalmente parece ser que con toda seguridad el TTIP no saldrá adelante y las negociaciones se romperán a la espera de tiempos mejores y más propicios para la libertad de comercio internacional. Y no será por la torpe opacidad con que los negociadores de la UE han llevado el proyecto, sino porque el presidente electo de EE UU, Donald Trump, lo va a liquidar, como bien anunció en su programa electoral. De ser así, la izquierda alternativa, comunista y los ecologistas deberían estar brindando con cava o champagne de uva cultivada sin productos fitosanitarios ni transgénicos.
Los activistas de Bernie Sanders „el candidato «socialista» que perdió las primarias contra Hillary Clinton„, Occupy Wall Street y toda persona que se considera medio de izquierdas en EE UU (si es que al otro lado del Atlántico se puede hablar en esta terminología del siglo XVIII) ha empezado a quemar públicamente sus zapatillas New Balance. Las imágenes de estas deportivas ardiendo llenaron los timeline de Twitter de medio mundo. El pecado, haber sido acusados de apoyar a Donald Trump.
Pero parece ser que la masa izquierdista se lanzó a quemar zapatillas sin mínimamente leer los argumentos que desde New Balance habían dado para apoyar al presidente electo. En un comunicado que intentaba parar una crisis de reputación sin precedentes, la compañía norteamericana aseguró que su apoyo al candidato republicano se debía a su promesa de acabar con el TTIP.
Razonan y con razón en New Balance que los tratados de libre comercio favorecen la competencia desleal por su particular modelo de negocio. Mientras ellos fabrican todas sus zapatillas en industrias con sede en EE UU, sus rivales han optado por trasladar los empleos a Asia o Latinoamérica donde les es más barato producir sus productos y ropa.
Este argumento de New Balance debe haber puesto a la izquierta alternativa, comunista y ecologista europea de celebración. Ya deben estar todos camino de las tiendas de deportes a adquirir prendas y deportivas de esta marca que defiende las fábricas en el país de origen.
Pero, ¿no estarían entonces apoyando a Trump?¿Acaso la izquierda europea y Occupy Wall Street no comparten ideología? Cada vez entiendo menos este mundo.
