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Un secretario de Estado que sí entiende la amenaza

Si Richard Nixon pudo ir a China, ¿Rex Tillerson podrá salvar el Acuerdo de París? Esta es una de varias preguntas, algunas más posibles de responder que otras, sobre la decisión del presidente electo, Donald Trump, de elegir a Tillerson como secretario de Estado. A diferencia del presidente electo, Tillerson, máximo responsable ejecutivo de Exxon Mobil, apoya el acuerdo sobre el cambio climático global forjado en París el año pasado y un impuesto a las emisiones de dióxido de carbono. De esta manera, la pregunta principal para Tillerson sería la siguiente: ¿Cómo manejará su relación con su nuevo jefe?

Tillerson deberá estar preparado para explicar cómo planea traducir sus opiniones específicas y experiencia en las políticas. Es digno de reconocimiento por cambiar la postura de Exxon ante la mayor amenaza individual que enfrenta el planeta y con un gran potencial de transformarse en una fuerza desestabilizadora. Organizar los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático será una de las tareas principales del secretario de Estado durante los próximos cuatro años.

También podría desempeñar un rol esencial en el fortalecimiento de la seguridad energética de Estados Unidos. Este desafío sobrepasa el fomento a las exportaciones de petróleo y gas natural estadounidenses y la construcción de oleoductos como el de Keystone. Tal como Tillerson lo ha destacado, esto también implica un firme apoyo para al sistema multilateral de negociación que sustenta al mercado energético global, parte de la polémica de Trump sobre una guerra comercial que pondría en riesgo a los mercados emergentes.

Miembros del Congreso han planteado serias preocupaciones sobre los vínculos de Tillerson con Rusia, donde Exxon Mobil posee enormes intereses. El desmantelamiento de las sanciones impuestas por Europa y Estados Unidos frente a una subversión y agresión rusa demostraría la debilidad de Estados Unidos y afectaría las alianzas que Washington pretende fortalecer.

Como líder de una empresa con operaciones en al menos 50 países, Tillerson ha practicado la diplomacia comercial que el Departamento de Estado durante mucho tiempo ha predicado pero rara vez practicado. En las muchas petrocracias con las que Exxon Mobil ha hecho negocios, la empresa posee un sólido historial de seguridad y ha sido generalmente escrupulosa al realizar sus acuerdos comerciales.

El precedente de Shultz

Contra todo esto surgen preguntas en cuanto a su visión sobre Rusia, su falta total de experiencia política y gubernamental, la importancia de separar los intereses corporativos de los nacionales y cómo sus puntos de vista concuerdan con los de su presidente. Es una letanía impresionante, pero no insuperable. Hace más de tres décadas, algunas de estas mismas dudas surgieron en torno a George Shultz, el secretario de Estado elegido por el presidente Ronald Reagan. Y el expresidente de Bechtel Group llegó a transformarse en uno de los diplomáticos más admirados de los años de la Guerra Fría, al canalizar los impulsos más constructivos del presidente y proporcionó un liderazgo estable para la diplomacia de Estados Unidos.

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