Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El informe

Estados Unidos: un muro arancelario antes de Trump

El temor que han sembrado las amenazas proteccionistas de Trump por la posible aparición de nuevos aranceles se suman a unas barreras que, aunque a menudo sean obviadas, ya imponen unas cargas muy importantes a los productos valencianos

Estados Unidos: un muro arancelario antes de Trump Levante-EMV

El acuerdo de libre comercio entre EE UU y la Unión Europea (TTIP) que se ha negociado durante los últimos años de Barack Obama había levantado grandes expectativas en la economía valenciana, que tiene en el comercio exterior uno de sus propulsores. Rebaja de aranceles; armonización de la legislación en producción, requerimientos técnicos y tramitación de pruebas, o facilitación de licencias se contaban entre los efectos bondadosos del pacto con Estados Unidos, un mercado que acapara el 6,6% del mercado exterior valenciano (1.736 millones hasta noviembre de 2016, casi lo mismo que toda África), siendo el primer mercado extraeuropeo, pese a la caída del 11,3% de 2016.

Hoy esas expectativas han saltado por los aires. El ninguneo de Donald Trump a la UE durante sus primeros días en la Casa Blanca y los guiños al Reino Unido del brexit hacen pensar que el futuro de las relaciones comerciales entre las dos orillas del Atlántico pasa por los tratados bilaterales con los estados. La UE, alineada frente a Trump, parece invalidada como interlocutora. Y aunque el TTIP aún no ha entrado en la agitada agenda de decretos revocatorios del despacho oval, la fulminación del tratado de libre comercio con Asia pone en guardia a todas las economías.

«Al impacto sobre ese 6,5% de exportaciones directas a EEUU habría que añadir los efectos colaterales que va a suponer el reajuste en la cadena de suministro global, sobre todo teniendo en cuenta la animadversión que Trump viene mostrando hacia México y Alemania», valora Ricardo Miralles, responsable de análisis económico de la patronal valenciana CEV.

La condena al TTIP sería la peor noticia. El mal menor, sin embargo, es que la economía valenciana ya está acostumbrada al muro americano. «A peor no puede ir la situación», resume José Vicente Morata, presidente de la Cámara de Comercio: «Ahora mismo tenemos los aranceles y las trabas técnicas que se querían limar con el TTIP».

¿Cuáles son esas barreras? Muchas, variadas y para casi todos los sectores, especialmente en aquellos que más peso tienen en los envíos valencianos a ese país. El automóvil paga una tasa del 2,5%; los componentes del automóvil, entre el 2,5% y el 4,5%; el calzado puede alcanzar el 37% en productos específicos. Las conservas de frutas y hortalizas, hasta el 17%; el vino, hasta 22,4 céntimos por litro; textil hogar, hasta el 21%...

«Toda la industria europea está preocupada por si van a subir los aranceles», reconoce el castellonense José Castellano, vicepresidente de la patronal española del azulejo y la cerámica Ascer. En estos momentos, la tasa arancelaria para este sector ya se mueve entre el 8% y el 10%. El azulejo tiene en Estados Unidos su cuarto mercado, el primero fuera de la UE, lo que la convierte en una región capital para un sector que vende, literalmente, a todos los países del mundo. En 2016 han exportado 171 millones, un 25% más. Ese mercado está disparado: los americanos producen azulejo tanto en suelo estadounidense como en fábricas deslocalizadas en México, pero importan producto y mucho. China abastece la costa oeste; Italia y Castelló se reparten la este. «En 2016 Estados Unidos está subiendo mucho. Es un mercado de futuro. Hay preocupación», resume Castellano.

En el automóvil, el temor al impacto de Trump viene por otro lado. La exportación a EE UU de la planta de Ford en Almussafes no es excesiva. Apenas un 10% de la producción total de la factoría valenciana va hacia ese mercado (el modelo Kuga y la furgoneta Transit, para los taxis de Nueva York). Una cantidad considerable, pero relativa en una factoría que exporta más del 90% de sus vehículos.

Inquieta más una posible caída de inversiones y producción. Pero lo que preocupa al sector, concretamente al auxiliar, son las andanadas de Trump al vecino mexicano. Allí el potente sector valenciano de componentes del automóvil tiene mercado y filiales: cuatro plantas de producción que abastacen a fabricantes americanos que ahora se ven acosados por la Casa Blanca para retirar producción en México y llevarla a EE UU.

Barreras no arancelarias, el mayor peligro

En todo caso, y volviendo a los aranceles, los expertos sostienen que los mayores beneficios del TTIP iban a provenir de la reducción de barreras no arancelarias. Según un estudio de La Caixa citado por Cámara de Comercio, el aumento del coste por las barreras de la administración se estima en un 21,5% para los bienes, «siendo los agroalimentarios los que sufren un mayor sobrecoste».

De ellos saben en las entidades agrarias. La naranja ha de cumplir un protocolo fitosanitario consistente en un tratamiento de frío durante la travesía. Se lleva la mercancía a determinada temperatura en un contenedor refrigerado para evitar la transmisión de la mosca del mediterráneo (Ceratitis capitata). Ello se suma al obligado registro de parcelas desde las que se exporta para poder controlar la trazabilidad de la producción, así como las visitas periódicas de los técnicos del USDA (departamento de agricultura de EE UU), que deben costear los propios agricultores, o el uso de determinados químicos.

«Estados Unidos tiene una importancia relativa. Es un mercado muy grande, muy interesante, pero muy lejano. No es el hábitat comercial natural de nuestra agricultura. La batalla de la rentabilidad de la agricultura no se juega en Estados Unidos, pero se perdería un mercado interesante», valoran desde AVA, que exigen a la UE que responda con las mismas barreras que ponga Trump.

En la última campaña concluida, la 2015/16, el mercado americano apenas supuso un 0,69% de toda la exportación citrícola. Es un mercado que llegó a ser importante pero que hoy es residual y básicamente se nutre de clementinas. «Hay que considerar el espectacular crecimiento que California está teniendo en la producción de mandarinas, que es el cítrico que más exportamos, lo que reduce el margen a las importaciones de todo el hemisferio norte», apuntan desde el Comité de Gestión de Cítricos (CGC).

Todos los sectores están a la expectativa. La economía valenciana afronta un 2017 de incertidumbres por el temor al mal del aislacionismo que parecía desterrado. Con el brexit tomando el camino más duro y tras 15 días de agitación en Washington, todos están sobre aviso: «Trump está provocando incertidumbre y puede acarrear una desaceleración más profunda de nuestras economías si se produce una guerra comercial a gran escala», concluyen desde la CEV.

Compartir el artículo

stats