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El reportaje

Hacia la convergencia entre los bancos y las startups

Las entidades tradicionales cuentan con los clientes, que demandan trato personal directo, y las fintech disponen de tecnología pero los usuarios desconfían de ellas

La digitalización ha penetrado en poco tiempo por todos los resquicios de la sociedad. La intermediación financiera no ha sido ajena a ella, pero, «a diferencia de otros sectores como la prensa o el ocio, aún mantiene en líneas generales el status quo del siglo anterior y se prepara, eso sí, para vivir la crisis que comportan esos cambios», según afirma Salvador Mas, CEO de Finametrix, una firma valenciana proveedora de fintech para la banca. ¿Por qué esa demora? Mas asegura que Bill Gates, fundador de Microsoft, auguró hace dos décadas que la banca no existiría como la seguimos conociendo en este momento, porque «es un negocio muy fácil de internitizar, dado que al final se trata de meros apuntes, no hay nada físico que comprar». El gurú de las nuevas tecnologías se equivocó y Mas considera que hay motivos para el error porque estamos ante un «sector complicado» en el que la marca y la confianza tienen un peso crucial. «Pese a los numerosos escándalos financieros, sigue habiendo mucha gente con aversión al riesgo y que exige tener su dinero en sitios que considera seguros», es decir los bancos de toda la vida. Sucede también en Estados Unidos y otros muchos países, aunque no de forma tan intensa como en España.

Ahora bien, el sector está ya en pleno proceso de cambio y Mas augura que el modelo que se impondrá será híbrido, es decir que mezclará tecnología y banca tradicional. La clave está en las startups del sector fintech que han proliferado en los últimos años y que están forzando los cambios. Esas firmas seminales y «muy especializadas en la cadena de valor financiero -préstamos de particular a particular, robots que dicen al cliente la cartera que debe tener a la hora de invertir- están influyendo en el sector y provocando que las entidades tradicionales se pongan las pilas», asegura Mas, quien cree que se está produciendo una simbiosis entre ambas partes del negocio, porque «el gran problema que tienen las marcas nuevas es el de la captación de clientes, que siguen confiando en los bancos de toda la vida». Así que estos últimos, lo que están haciendo, «es comprar esas startups o copiar directamente sus innovaciones». Dicho de otra forma, «unas son muy ágiles pero les faltan los clientes y las otras son muy rígidas pero tienen a los usuarios».

Así que, según el CEO de Finametrix, al margen de casos singulares «como Paypal, que tiene millones de cuentas en España, lo normal es que se produzca una colaboración entre los dos tipos de firmas financieras». Mas augura que en este sector no va a producirse una transformación disruptiva como la que han propiciado Uber en el transporte o WhatsApp en las comunicaciones personales.

Un buen ejemplo del dilema existencial en el que se encuentran bancos, cajas y cooperativas de crédito está en sus redes, que todas las entidades tienden a reducir y que pretenden hacerlo aún más conforme avance su incorporación a la sociedad digital. El problema que se encuentran es que «la gente, incluso muchos millenials, sigue sin querer, porque prefiere el trato directo con personas en lugar de robots».

Por tanto, este experto augura que «la banca va a tender a reducir personal en los servicios centrales sustituyéndolo por robots, porque la parte comercial es más difícil de suprimir». De hecho, cuenta que «algunas firmas totalmente automatizadas ya están incorporando personas para tener contacto con el cliente». Salvador Mas cree que el sector tenderá a «la convergencia» y que, «en cinco años, no se hablará de startups contra bancos, porque estará todo asimilado».

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