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Tralla

El Alicantón se queda solo

Los movimientos en el mundo patronal valenciano continúan. Tras la quiebra de la denostada Cierval -a causa de la desastrosa gestión de las provinciales de Castelló y Alicante- y el alumbramiento de la nueva autonómica Confederación Empresarial Valenciana (CEV), los distintos colectivos han empezado a mover ficha para ocupar el vacío de poder y representación.

La CEV ha conseguido el reconocimiento político y de la patronal española CEOE para convertirse en el referente empresarial de la Comunitat Valenciana. El peso y la fuerza se lo da su solvencia económica y la unidad de los patronos de la provincia de Valencia. Su apertura a todo el ámbito autonómico ha permitido la entrada de la patronal cerámica castellonense Ascer y de la benidormense Hosbec, que aglutina a todo el sector turístico de la Costa Blanca, en la provincia de Alicante.

Además, las industrias del metal, el calzado, el textil, el azulejo y el mueble (donde se integran empresas radicadas en comarcas de toda la Comunitat Valenciana) se han constituido en lobby. Aunque, de momento, Confeindustria CV no entrará en la CEV porque aspira a ser un grupo de presión como la AVE que preside Vicente Boluda, sus integrantes, Femeval (Valencia), Avecal (Baix Vinalopó, Vinalopó Mitjà, Alt Vinalopó y la Plana Baixa), Ateval (Vall d´Albaida, Comtat y Alcoià) y Fevama (Horta Sud), sí que lo harán de forma individual.

Las nuevas incorporaciones a la autonómica CEV serán clave para consolidar el modelo autonómico, basado en la fuerza de las empresas y las sectoriales y con una única voz para reivindicar ante Madrid y defender los intereses de las compañías. En un momento en que los valencianos se juegan el futuro con reivindicaciones tan vitales como el corredor mediterráneo, el sistema de financiación y la falta de inversiones en los presupuestos, la unidad es más necesaria que nunca.

Mientras, la patronal alicantina mira perpleja como se desmorona el modelo provincial y arcaico que ha venido defendiendo y que provocó el hundimiento de la Cierval. Cabe recordar que Coepa pudo salir del concurso de acreedores con una quita del 95 % de la deuda y obligando a la Generalitat a «comerse» un centro de oficios. Inmueble, por cierto, en cuya construcción ganó 3,4 millones de euros la empresa de Rafael Martínez Bernia, quien formaba parte de los órganos de gobierno de la patronal.

El actual presidente de Coepa, Francisco Gómez, amenaza con convertir a su organización también en autonómica. Viendo los precedentes, no sé a qué empresarios del norte de la C. Valenciana seducirá. Tal vez deberían explorar por el sur, pero el de Murcia.

La incapacidad de Coepa para representar con solvencia a sus asociados no puede ser motivo para frenar a la CEV, que debe seguir sumando socios en toda la autonomía. La nueva autonómica deberá ser generosa con quienes defienden el modelo Alicantón -cada vez menos- pero siempre que asuman los parámetros de acabar con los reinos de taifas provinciales. No es la idiosincrasia del país de los valencianos.

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