Creo que estaremos todos de acuerdo en que una buena educación es siempre una ventaja fundamental para todo aquel que tiene la suerte de recibirla. Y esta regla podemos utilizarla en todos los aspectos de la vida. Y aunque, lamentablemente, por sí misma no garantiza nada, nos otorga muchas más posibilidades de éxito. Mirando al pasado, me surgen dudas sobre si la educación que recibimos en el colegio cubre algunas necesidades esenciales para nuestra vida. No es fácil entender cómo aspectos tales como la educación vial, los hábitos para una vida saludable o una educación financiera básica no las aprendimos obligatoriamente en la escuela, y todo lo que sabemos de ellas ha dependido, al menos en mi generación, de nuestro interés en estos asuntos.
Para mucha gente, los asuntos financieros se han convertido en algo no transparente y complejo, y, lo que es aún peor, no parecen tener mucho interés en cambiar esta situación. Estamos acostumbrados a gestionar mucho mejor otros aspectos de nuestra vida, como encontrar el billete de avión más barato del mercado o contratar la mejor oferta de telefonía, pero somos incapaces de romper con pasadas costumbres y escapar del monopolio de distribución de productos y servicios financieros que tradicionalmente han mantenido los bancos en España.
¿Se imaginan comprando siempre los billetes de avión al precio de tarifa de una compañía regular, simplemente porque no nos interesa conocer las ofertas on-line o de compañías low-cost? Pues esa ha sido la actitud más frecuente en nuestras finanzas personales durante mucho tiempo. Por suerte, cada vez más gente es capaz de analizar toda la oferta financiera a nuestra disposición y gestionar de manera más rentable y eficaz su ahorro e inversión. En ello están siendo especialmente útiles las redes sociales y las aplicaciones móviles, que nos facilitan enormemente la tarea. Pero como no hay dos personas iguales, tampoco habrá dos visiones iguales. Mi consejo es que nos tomemos nuestras finanzas con la perspectiva de que cuanto más tiempo les dediquemos, más obtendremos a cambio. Tenemos que informarnos, tenemos que comparar entre los mejores productos y servicios y tenemos que mantenernos vigilantes y consultar con profesionales si lo consideramos necesario. Y por supuesto hay que actuar. No tomar decisiones en materia de ahorro e inversión supone dejar la evolución de nuestro patrimonio en manos de circunstancias que nos son ajenas como la inflación, la evolución de los tipos de interés o la bolsa, cuando podríamos aprovecharlas en nuestro favor. Este comienzo del año está brindándonos excelentes oportunidades. Mientras escribo este artículo, observo que el Íbex 35 avanza un 7% y les animo a que lo aprovechen. ¿O prefieren mantener su dinero en la cuenta corriente al 0% soportando comisiones de mantenimiento? Ustedes tienen la última palabra.
