A dela Cortina fue premio nacional de Ensayo en 2014 y es doctora honoris causa por numerosas universidades españolas. La última en otorgarle este reconocimiento fue la Universitat de Lleida la semana pasada. La catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universitat de València diserta habitualmente sobre ética política, de los medios de comunicación, social... Y también de la empresa y la economía. Esta rama de la ética aplicada que llegó a València en los años 80 se sustanció en la Fundación Étnor y ha convertido a Cortina en un referente de los empresarios valencianos. Ver a grandes patronos dialogando con esta filósofa sobre la mejora social de sus negocios demuestra el camino que esta entidad y su trabajo han marcado en las últimas dos décadas.
¿En la empresa se han perdido los valores? «Ha habido una tradición de empresarios que siempre han tenido claro los principios éticos», explica Adela Cortina en una entrevista con El Mercantil Valenciano. La filósofa asegura que en los últimos años este tipo de términos se han introducido en la gestión de muchas compañías. «Es difícil estudiar en una escuela de negocios y no conocer la RSC», apunta. Aunque la catedrática va más lejos y apuesta por pasar «de la cosmética a la ética». Y ahí también es fundamental que «la sociedad reclame que las empresas funcionen de manera ética».
Las grandes empresas valencianas se han introducido en el cuidado de esta faceta vital de su gestión. De hecho, las compañías más grandes de la Comunitat Valenciana forman parte del patronato de la Fundación Étnor. Mercadona, Importaco, Bankia, Caixa Popular, Nunsys, Caixabank, Libertas7, Baleària o Consum y entidades como Femeval, Fevecta, Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) o el Colegio de Ingenieros. Pero, ¿cómo es posible aplicar la ética en pymes y autónomos? «La ética de la empresa es aplicable a cualquier tipo de organización. Consiste en tener en cuenta los agentes afectados por la actividad de la empresa. Desde propietarios a clientes o proveedores. Lo inteligente de una empresa es tratar de aglutinar los intereses de estos afectados. Hay que proponer empresas ciudadanas y no importa el tamaño», reflexiona Cortina.
El exdirector general de Bancaja Emili Villaescusa fue uno de los impulsores de la Fundación Étnor. La caja valenciana se implicó en los años 80 y 90 en estas actividades lo que contrasta con su final y el de sus últimos gestores. «Teníamos un debate sobre la ética de las personas y de las organizaciones. Si las organizaciones no tienen una estructura ética, al medio y largo plazo se depaupera todo porque el que quiere ser ético debe ser un héroe. La organización debe tener unos valores éticos. Emili Tortosa sí se lo creía. Tanto que tuvo que marcharse porque veía que aquello no iba a tener un funcionamiento ético», relata Cortina, quien considera que «la inserción de los políticos en los consejos de las cajas fue verdaderamente suicida».
Pese a la actual situación, la catedrática reivindica que «existe gente que todos los días está haciendo las cosas bien y nos dan razón para la esperanza». Cortina se ha convertido en un referente empresarial para aplicar la ética en sus negocios. Y está creando escuela.
