Los días 27 y 28 de marzo, Madrid acogió la celebración de la conferencia de alto nivel Construyendo la PAC del futuro, foro organizado por el Ministerio de Agricultura que contó con la presencia del Comisario Europeo de Agricultura y Desarrollo Rural, Phil Hogan, de la Vicepresidenta de la Comisión de Agricultura del Parlamento Europeo, Clara Aguilera y de representantes de diferentes estados miembro del Viejo Continente, que ofrecieron su visión y reflexiones de cara al proceso de debate iniciado sobre la PAC 2021-2027. Al día siguiente, 29 de marzo, el embajador británico ante la UE, Tim Barrow, entregó al Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la carta firmada por la Primera Ministra británica, Theresa May, en la que invoca el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, poniendo así en marcha el proceso para acordar la salida de Reino Unido de la UE y la negociación que debe determinar tanto las condiciones de dicha salida como la futura relación entre ambos. Dos actos aparentemente inconexos, por su tiempo, espacio y protagonistas, pero íntimamente ligados entre sí.

Se estima que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea reducirá el presupuesto comunitario en más de 9.300 millones de euros. Teniendo en cuenta que la Política Agraria Cómún supone alrededor del 40% de dicho presupuesto, podríamos estar ante un recorte de 3.600 millones en su dotación. El Comisario Hogan se aprestó en decir en su intervención que los estados miembros podrían tener que aportar más dinero al presupuesto, cuestión que le trasladó al Presidente Rajoy en busca del apoyo de España.

Preferencias de la PAC

Ahora bien, ¿a qué debemos dedicar el dinero invertido en la PAC, sea cual sea la cantidad final de la que se disponga para repartir? Cada cual tiene sus preferencias, como quedó evidenciado en las sucesivas intervenciones a las que pudimos asistir en la conferencia celebrada en Madrid. Preferencias que muchas veces son contrapuestas y que serán objeto de acalorados debates antes de que la Comisión formalice una propuesta a finales de este año o principios de 2018.

En esta misma columna hablé el mes pasado de nuestras prioridades: refuerzo de los productores en el conjunto de la cadena alimentaria, incentivación de la concentración de la oferta en cooperativas u organizaciones de productores, mecanismos para hacer frente a la volatilidad de los precios, o una mirada hacia la agricultura mediterránea y no únicamente hacia la continental, entre otros elementos. Perdonen que me repita, pero quién sabe, quizás a fuerza de insistir los que habitualmente nos ignoran comiencen a tener en cuenta nuestra opinión y nuestras necesidades. Llegado el momento veremos si es así. Mientras tanto, seguiremos insistiendo.